Encuentros Diarios
Agosto 16, 2021
Dame, Dame, Dame
“Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.”1
Tal vez no sepa cómo escribirlo, pero sé que a veces mis oraciones parecen decir:"¡Dios, dame dame, dame!"
Me recordó de lo que John Powell había escrito en uno de sus libros: Algunas personas tratan a Dios como si fuese una aspirina gigante; tome a Dios tres veces al día y no sentirán dolor alguno.”
Alguien mas sugirió que tratamos a Dios como que si fuera una maquina que dispensa golosinas. Pon tu dinero (oración) en la ranura, oprime el botón del producto que deseas y allí está, ¡listo y sale!
Otros tratan a Dios como que si fuese un tipo de Padre de la Navidad—a quien le podemos pedir continuamente y recibir regalos personales… todo lo que deseamos…todo el año.
Otros tratan de engañar a Dios como que si él fuera un codependiente. Esto es, que él haga todo lo que nosotros no deseamos hacer. La verdad es que si Dios se pusiera a hacer lo que nosotros podemos y debemos de hacer por nosotros mismos, nosotros seriamos demasiado dependientes e inmaduros— y no aprenderíamos sobre responsabilidad personal.
Dios hará por nosotros todo lo que no podamos hacer por nosotros mismos. De hecho él doblaria los cielos para que toquen la tierra y lo haria por nosotros—que fue lo que hizo cuando envió a Jesús, su hijo a morir por nosotros y así pagar la pena por nuestros pecados. Pero Dios no hará por nosotros lo que podemos y necesitamos hacer por nosotros mismos. El ha prometido darnos sabiduría, guía y dirección—pero no para nuestra indulgencia.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, hoy vengo a ti para escuchar. ¿Qué puedo hacer por ti hoy? ¿Cómo puedo ser parte de tus planes y de lo que estás haciendo en el mundo hoy? Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.”
1. Proverbios 3:5-6 (NVI).
|