Encuentros Diarios
Agosto 23, 2018
Risa, la Mejor Medicina
“Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.”1
Leí acerca de una mujer quien, cuando cumplió cincuenta, se puso un botón en su vestido que decía “50 es buena edad.” Recibió todo tipo de cumplidos de las personas diciéndole cosas como, “Anita no parece que tengas cincuenta,” “No, Anita, tú no puedes tener 50,” y “Todos sabemos que no tienes 50.”
Ella sabía que ellos bromeaban pero lo disfrutó. Sin embargo, entre mas escucho las mentiras, mas las empezó a creer. De camino a casa ella pensaba, creo que necesito un nuevo marido. A sus 51 años él es mucho mayor para alguien que se mira tan joven como yo.
Al llegar a casa del trabajo, una florista estaba haciendo la entrega de un bellísimo arreglo con una nota que decía, “Flores de un amigo para la cumpleañera.”
Viendo el botón que Anita llevaba en su vestido, la chica dijo, “Oh, así que 50?”
“Si,” respondió Anita mientras esperaba un cumplido más acerca de lo joven que se veía cuando la chica dijo, “Cincuenta. ¡Eso es grandioso! ¿Cumpleaños o aniversario?”
También escuche sobre una mujer quien, cuando cumplió 50 les dijo a las personas que había cumplido 60. “¿Por qué haces esto?” Le preguntó alguien que sabía su verdadera edad. “Bien, para tener 50 estoy terrible, pero para tener 60 luzco muy bien,” contestó la mujer.
El bromear al hacernos a nosotros mismos el punto de la broma (y no a los demás) y las risas es lo correcto, es divertido y saludable. Probablemente todos recordamos el dicho que dice, “una manzana al día, mantiene al doctor alejado.” Tal vez se escuchara mejor de esta manera “Una risa al día mantiene al doctor y las tristezas lejos.”
La risa es ciertamente una de las mejores medicinas. Como la Biblia nos enseño hace 3,000 años, “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.”1
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por el don de la risa, el humor y la diversión. Ayúdame a tomar la vida en serio, a servirte en serio, pero a no tomarme a mi mismo muy en serio. Ayúdame a aprender a reírme de mi mismo aun cuando cometo errores, y a reír un poco con mis amistades—todos los días. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.”
1. Salomón (Proverbios 17:22, NVI).
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