Encuentros Diarios
Diciembre 03, 2020
La tiranía de lo Urgente
“Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.”1
No sé como sea para usted (sin embargo estoy confiado en que usted pasa por lo mismo) pero a menudo parece como si mi vida fuera controlada por la tiranía de lo urgente. Es decir, parece que nunca hay un día en el que no suceda algo inesperado que necesita atención … que algo necesite arreglos en la casa … un amigo en necesidad … y con todo mi trabajo en la computadora, los correos electrónicos y la red del Internet hay un flujo interminable de problemas que necesitan solución.
A pesar del estres que pueden causar las cosas inesperadas de la vida, todos los días me gusta recordar y agradecer a Dios diariamente por las bendiciones tan increíbles en mi vida. Agradezco constantemente a Dios que cuando era un niño mis padres me llevaron a la iglesia y a una escuela dominical en donde oí y acepté el evangelio. Agradezco a Dios por mi salud, mi fuerza y la capacidad de trabajar arduamente, por un techo sobre mi cabeza, una cama cómoda donde dormir, por el agua caliente y fría, una gran iglesia, amigos cariñosos, por la oportunidad increíble de poder publicar el evangelio por todo el mundo, y sobre todo por mi familia y por el maravilloso privilegio de ser parte de la familia de Dios sin ningún mérito propio. Y sé que todas estas bendiciones son solamente la punta del témpano de las bendiciones interminables de Dios.
El vivir con una actitud de gratitud convirtió mis problemas en desafíos y los hizo infinitamente pequeños con respecto a todas las bendiciones que experimento en la vida diaria.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, abre por favor mis ojos de modo que pueda ver claramente todas las bendiciones tan increíbles que me has dado tan libremente y que pueda yo siempre estar agradecido de corazón por todo esto. Te ruego por una bendición más: y ésta es que me des una actitud de gratitud eterna. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.”
1. 1 Tesalonicenses 5:18 (NVI).
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