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Encuentros Diarios
Abril 24, 2020
Esperanza y Resistencia
"De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza."1
Ustedes tal vez hayan leído la historia acerca del maestro de piano quien era cariñosamente conocido como Herman. Una noche durante un concierto en la universidad, un distinguido pianista se enfermo repentinamente durante la presentación de una pieza extremadamente difícil. Aún no había salido el artista del escenario cuando de entre los asistentes se levantó Herman de su asiento, subió al escenario, se sentó frente al piano y con gran maestría termino la pieza musical.
“Esa misma tarde durante una reunión, uno de los estudiantes le preguntó a Herman como había sido capaz de tocar una pieza tan difícil y bella sin aviso previo y sin haber practicado. ‘Él le contestó, en 1939, cuando era aun un joven concertista, fui arrestado y enviado a un campo de concentración Nazi. Para ponerlo en palabras sencillas, el futuro se miraba mal. Pero yo sabía que en orden de mantener viva la llama de la esperanza de volver a tocar alguna vez, yo necesitaba practicar todos los días. Una noche yo empecé a practicar con mis dedos una pieza de mi repertorio sobre la cabecera de mi cama. Al día siguiente le agregue otra pieza y en pocos días practicaba mi repertorio completo. Hice esto por cinco años. Lo que sucedió es que la pieza que toque hoy durante el concierto era parte de ese repertorio. Ese practicar constante fue lo que mantuvo viva a mi esperanza. Cada día renové mi esperanza de que algún día podría tocar mi música de nuevo en un piano real y en libertad.’”
Estoy seguro que algunos de nuestros lectores en estos momentos están enfrentando grandes dificultades y tal vez sus vidas estén en peligro. El apóstol Pablo sabía
lo que era experimentar dificultades, naufragios, golpes y el ser arrojado en prisión por su fe. El fue el que escribió el verso de las escrituras de hoy pidiendo a los cristianos de Roma (quienes, aunque no estaban siendo perseguidos en ese momento, lo estarían pronto) a que encontraran apoyo y esperanza en la palabra de Dios. Hagamos nosotros lo mismo.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, en tiempos difíciles, de desesperación y sufrimiento, ayúdame a continuar practicando mi fe todos los días, poniendo my confianza en ti completamente. Y por favor sigue conmigo hasta el día triunfante en el que estaremos cara a cara y conocerte tal y cual eres. Concédeme que esta esperanza y tus palabras me mantengan fuerte hasta el final. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén.”
1. Romanos 15:4 (NVI).
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