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Encuentros Diarios
Diciembre 19, 2019
Inténtalo Como Puedas
“Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.”1
Estoy seguro que ustedes han visto a un insecto tal como una mosca tratando de escapar al mundo exterior a través de una ventana cerrada. Nunca se da por vencido.
Su esfuerzo desesperado seria hasta divertido si no se tratara de una batalla de vida o muerte. Se retira. Vuelve a volar hacia el cristal. Se golpea. Se retira. Y de nuevo vuelve a volar hacia la ventana una y otra y otra vez. Hasta que totalmente exhausto cae muerto en el alféizar (la orilla de la ventana). No sabía que estaba destinado de esta forma desde el principio.
El problema fue que no consideró las cosas de la manera que eran, solamente las hizo.
Y cuando se trata de la salvación eterna o de la vida después de la muerte, el conocimiento instintivo de lo que se nos ha inculcado desde el nacimiento, tampoco vemos las cosas como son (desde la perspectiva de Dios), pero desde cómo somos como personas.
Y aquí es donde está la tragedia. Las religiones hechas por los hombres dependen del trabajo individual, el mejor esfuerzo, hacer penitencia, esforzarse o lastimarse a sí mismo (infligirse dolor) en un intento fútil de salvarse por sí mismo. No sé donde lo aprendí, pero cuando niño yo creía que si hacia muchas cosas buenas para que sobrepasaran las malas que había cometido, que con esto encontraría el favor de Dios y me aseguraría un lugar en el cielo. Equivocado.
Regresando a la mosca golpeándose la cabeza contra la ventana en un intento fútil de salvarse; de haberse dado cuenta que a sólo unos pasos se encontraba una puerta abierta, ella podría habría podido escapar sin esfuerzo alguno.
Y así es cuando tratamos de encontrar el regalo de Dios para la vida eterna. Nuestras buenas obras no nos llevaran al cielo. Tampoco lo hará el esforzarnos más o ninguna otra cosa que hagamos. Simplemente no nos podemos salvar por nosotros mismos. Si así fuera, ¿porque tendría Jesús que haber muerto en la cruz? La razón por la que no podemos salvarnos a nosotros mismos es porque somos pecadores y ya estamos espiritualmente muertos, esto es, eternamente separados de un Dios justo. Y las personas muertas no se pueden salvar a sí mismas.
Todo lo que necesitamos es dejar nuestros esfuerzos fútiles de salvarnos a nosotros mismos y mirar a Jesús. Como él lo dijo, “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.”2 "Yo soy el camino, la verdad y la vida," le contestó Jesús. "Nadie llega al Padre sino por mí.”3
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por proporcionar el camino de la salvación para la humanidad perdida. Ayúdame a ver que no hay nada que puedo hacer para salvarme por mí mismo, y que todo lo que necesito hacer para recibir tu regalo del perdón y la vida eterna es confesarte mis pecados y pedir que Jesús sea mi Salvador. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén.”
1. Proverbios 14:12 (NVI).
2. Juan 10:9 (NVI).
3. Juan 14:6 (NVI).
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