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Encuentros Diarios
Abril 27, 2020
El Fruto de la Disciplina
“Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.”1
K Marshall escribe, “Hay un árbol de duraznos en nuestro patio trasero” Sin podar, el árbol creció grande y con muchas hojas. Estaba lleno de duraznos, a pesar de que la fruta estaba muy pequeña y tenía un mal sabor.
El año que mi esposo Larry estuvo sin trabajo, se dedico a trabajar en el árbol. Un día cuando regrese a casa de la escuela vi todo lo que lo había podado, lo mire horrorizada. ‘Lo mataste’ le dije. ‘Ahora sí que no habrá duraznos.’
“Estaba equivocada. Esa primavera las ramas que había podado se llenaron de una bella carpeta de botones rosas. Algunos duraznos verdes empezaron a reemplazar los botones. Le pedí a Larry que los dejara en paz mas él me ignoró y corto la fruta.
“Para el final del verano las ramas estaban tan pesadas con tanta fruta que tuvieron que ser levantadas. ¡Y los duraznos—estaban grandes, dulces y jugosos! No lo podíamos negar: el árbol estaba mucho mejor después de la dolorosa podada que recibió.”2
Constantemente me gusta hacer énfasis en que la meta de Dios no es la de hacernos buenos, pero la de hacernos completos/sanos. El resultado será que una bondad genuina será el producto de ser sano/completo. Pero para llegar a ser sano toma generalmente mucha “poda” (disciplina) por Dios. Hablando personalmente, la única vez que echado una ojeada a mí mismo y pasado por las barreras que he construido para ocultar un pecado o culpa ha sido cuando me siento muy lastimado. Lo que quiero decir es que quiere cambiar cuando todo va bien. ¡Yo no! No me gusta el proceso de la “poda” pero claramente aprecio el resultado… ¡fruta!
Si usted está pasando por un rato difícil en este momento, pida a Dios que le ayude a ver si hay alguna lección que él le esté tratando de enseñarle, un cierto problema que necesito resolver, o algunos cambios que él ve que necesito hacer.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias porque tu meta es la de hacerme sano. Por favor ayúdame a aceptar y someterme a la podada y a tu disciplina y debido a esto me hagas una mejor persona. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén.”
1. Hebreos 12:11 (NVI).
2. Citado en KneEmail, http://www.oakhillcoc.org (Sólo en inglés).
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