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Encuentros Diarios
Junio 21, 2018
Atrévanse a ser honestos – tercera parte
Honestidad personal: La clave para una vida sana y unas relaciones efectivas.
“Los labios justos complacen a los reyes; estos aman al que habla con rectitud.”1
Al habla sobre la honestidad personal—esto es, ser honesto con nuestras emociones y motivos—el reto es, ¿cómo aprender a ser así? No es fácil. Para muchos, es como aprender un nuevo idioma. Sin embargo, hay unos pasos positivos que podemos tomar.
Primero, comprender que un ser humano normal tiene toda una gama de emociones que van desde amor, paz, alegría, y el sorprenderse, hasta llegar al miedo, dolor, culpa e ira. Todas estas emociones nos fueron dadas por Dios. Sin ellas, la vida seria terriblemente aburrida. Estar emocionalmente sano significa el estar en contacto con cada una de las emociones del ser humano. Desgraciadamente, cuando estas emociones son reprimidas, se convierten en algo feo. Por ejemplo, un amor reprimido se puede convertir en lujuria. Los miedos se pueden convertir en fobias. El poder de maravillarse de las cosas se materializa en el materialismo; esto es, en vez de amar a los demás y usar cosas, terminamos infelizmente amando al materialismo y utilizando a las personas. El dolor sin resolver y la ira se convierten en amargura, resentimientos y hasta furia o violencia. O si uno usa esa ira en contra propia se puede llegar a deprimir y/o a enfermarse físicamente.
Segundo, necesitamos ver nuestras necesidades y estar totalmente comprometidos a convertirnos en personas honestas.
Tercero, necesitamos aceptar responsabilidad por cualquier problema que tengamos, y considerar las posibilidades de que las malas relaciones, el matrimonio aburrido, el sexo sin satisfacción en nuestro matrimonio, la ansiedad, depresión, hábitos destructivos y cualquier síntoma físico que tengamos sean causados o se agraven aun mas por nuestras emociones sin resolver, emociones recargadas, así como las emociones negativas reprimidas.
Cuarto, y lo más importante de todo esto, necesitamos aprender a orar con honestidad. De ser necesario, díganle a Dios que no saben cómo hacerlo, o que tienen miedo de ser honestos consigo mismos y necesitan de su ayuda. Pídanle que les dé el valor de verse a sí mismos tal y como son y que los enfrente con la verdad sobre cada uno de ustedes. Su respuesta probablemente llegará de forma inesperada—tal vez a través de un libro, un contratiempo personal, un amigo, una dificultad o el rompimiento de una relación, o alguna otra situación dolorosa. Desgraciadamente, la mayoría de nosotros cuando sufrimos solo nos vemos a nosotros mismos. Como C.W. Lewis lo describe, “Dios nos susurra en nuestros placeres, le habla a nuestra conciencia, pero nos grita en nuestro dolor: es su megáfono para levantar a un mundo sordo.”
Quinto, aprendan a través de la práctica a expresar sus sentimientos abierta y honestamente, en especial con las personas que son importantes para ustedes. Empiecen con sentimientos que no sean amenazantes tales como, “Estaba muy molesta hoy cuando esto y aquello pasó.” O “Si que estaba realmente asustada cuando el jefe me llamó a su oficina.”
Practiquen los “fáciles” y después, con el tiempo, cuando se sientan heridos, confundidos, temerosos, frustrados o enojados, lo admitirán y dirán, “Me siento confundido o molesto.” Nunca digan, “Tú me hiciste enojar,” o Tú me lastimaste.” Esto es culpar a la otra persona por nuestras reacciones, las cuales son siempre nuestra responsabilidad. Identifiquen porque se siente de esa manera. Por ejemplo, digan, “Sé que mis sentimientos son mi problemas, y tal vez este reaccionando de mas, pero cuando tú me hablas de esa manera tan aguda/grosera como lo acabas de hacer me lastima y/o me irrita.”
Si la persona no acepta lo que usted está diciendo, ponga sus sentimientos por escrito. Si usted siente que debe de darle lo que escribió, no lo haga de inmediato, dejar pasar el día, descanse y vuelva a escribirlo (asegúrese de orar al respecto) antes de entregarlo. Y, como se indicó anteriormente, nunca, nunca envíe lo primero que escribió. Si aún así él o ella se niega a aceptar sus emociones, intente lo que Gary Smalley y John Trent sugieren en su libro, El lenguaje del amor. Comparte como se siente al usar ilustraciones es decir, componiendo una historia o una parábola que demostrarán claramente cómo usted se está sintiendo.
Finalmente, si te amo, siempre seré abierto y honesto contigo y como lo sugiere la Biblia, Siempre me esforzaré por “hablar la verdad con amor.” Por lo tanto, nunca te culparé de mis sentimientos, pero tomaré la responsabilidad total por ellos y por manejarlos y comunicarlos en forma amorosa sin ser rencoroso.
El negar nuestras fallas y nuestros sentimientos, reaccionar en forma ciega, o desquitarse y lastimas a alguien más por ello es señal de debilidad e inmadurez. El reconocer y hablar sobre los sentimientos en forma responsable es una característica de madurez en un adulto. Tal vez no sea fácil, pero es la fuerza verdadera y es la única forma para desarrollar el crecimiento y las relaciones de pareja.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a ser siempre honesto conmigo mismo, contigo, con mis amigos cercanos y mis seres amados. Ayúdame a ser conocido como una persona real, genuina, y en una persona autentica, amable, cariñosa y tolerante y así ser un camino por el cual tu amor pueda fluir. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. Proverbios 16:13 (NVI).
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