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Encuentros Diarios
Febrero 04, 2022
El poder del amor
“Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.”1
Les Brown un técnico de emergencias, iba rumbo a casa después de un día muy ocupado en el trabajo cuando en el radio de su carro escuchó sobre una emergencia. Un niño se estaba asfixiando y necesitaba ayuda.
La policía envió ayuda, pero Les, al darse cuenta de que él se encontraba solo a unas cuadras, sabía que llegaría antes. Él le llamo a la policía y les aviso que él también iba en camino. Cuando trató de tomar la salida de la carretera, no pudo. Un tractor grande estaba excavando una gran zanja exactamente en la salida.
Les se hizo a un lado, saltó del auto y le grito al conductor del tractor, “Hay un bebé en problemas a unas cuadras de aquí. Necesito llegar allí urgentemente!”
Inmediatamente el hombre lleno una parte de la zanja que había estado excavando durante el día, y le dio el paso a Les. Les se apresuró a llegar a la casa. Allí se encontró a una madre que desesperada esperaba que llegara la ayuda. El bebé que ella sostenía en los brazos estaba morado. Les lo tomó en brazos y se lo puso sobre las rodillas y cuidadosamente le golpeó en la espalda y le salió un botón por la boca. Para el alivio de la madre el bebé empezó a respirar de nuevo.
De camino a casa al siguiente día Les noto que el tractor se encontraba trabajando en la misma salida así que salió de la carretera para contarle al conductor lo que había pasado. Cuando el hombre lo vio, saltó del tractor y le dijo a Les, “el bebé que salvó ayer … ¡Ese era mi bebé! ¡Mí bebé!, ¡Mí bebé!
Aquí vemos el amor genuino en acción y tal amor tiene muchas facetas. En las poderosas palabras de las escrituras, el amor es paciente, es bondadoso. No es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente. No guarda rencor. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Jamás se extingue.”2
Y esto estimado lector, es el amor que Jesús exhibió para usted y para mí cuando él murió en la cruz para pagar la pena por sus pecados y los míos. ¡Y cuando aceptamos y apreciamos la realidad de lo que él ha hecho por nosotros y aceptamos su perdón y el regalo de la vida eterna, podemos decir también a Dios con gran aprecio, “la vida que usted salvó es la mía! ¡Mía!”
Se sugiere al siguiente oración: “Querido Dios, como te puedo agradecer por todo lo que has hecho por mí: por amarme, por dar a tu Hijo, Jesús para que muriese por mis pecados, por aceptarme, por perdonar todos mis pecados y por salvarme para la eternidad. Porque tu moriste en la cruz para darme todo esto, por favor ayúdame a vivir una vida plena para serte fiel todos los días de mi vida. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. Romanos 5:7-8.
2. 1 Corintios 13:7 (NVI).
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