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Encuentros Diarios
Agosto 31, 2021
La mira en los gorriones
“Jesús dijo ¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza.”1
El Dr. Paige Patterson nos relata cómo la renombrada cantante Áfrico-Americana, Ethel Waters, conocida por su ministerio en las cruzadas de Billy Graham, aprendió sobre la vida de una manera dura. Ethel dijo que, cuando niña, ella se sentía perdida y como una extraña. Ella nació fuera del matrimonio, y se metía en apuro continuamente. Ethel lo describió, “en realidad nunca fui una niña, mi familia nunca me quiso, ni me comprendió, nunca sentí que le pertenecía a alguien, me crié sola. Era una niña que corría libre, eso fue realmente malo, era la líder de una pandilla callejera, y por lo general causaba bastantes problemas.
El reverendo Williams predicaba en un evento evangélico al cual Ethel había sido invitada. En la última noche, Ethel le pidió a Dios que le hablará, lo que, para ella era la última oportunidad de Dios.
El predicador habló en las riquezas de Cristo y su capacidad de salvar a cualquier persona de sus pecados. Algo sucedió—Cristo “le habló” a Ethel y ella recibió a Jesús como su salvador y fue convertida al cristianismo. A partir de esa experiencia ella cantó a menudo estas palabras tan familiares, “como podre estar triste, como entre sombras ir / como sentirme solo y en dolor vivir, / Feliz, cantando alegre, yo vivo siempre aqui; /Si El cuida de las aves, cuidara tambien de mi.”2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias porque no solamente sabes sobre los gorriones, pero también lo sabes todo sobre mí—aun el número de cabellos en mi cabeza—y que te preocupas por mi más de lo que me pudiera haber imaginado. Por favor ayúdame a saber y experimentar tu cuidado, tu amor, y tu afirmación en lo más profundo de mi ser. Hago esto por la gloria de tu nombre. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. Mateo 10:29-30.
2. Civilla D. Martin, 1905.
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