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Encuentros Diarios
Julio 15, 2020
¿Quién es Jesucristo? Primera parte
Cuando llegó a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: — “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Le respondieron: — “Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas.” — “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” – Simón Pedro afirmó “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”1
Hace 2000 años cuando Cesar Agusto reinaba sobre el vasto Imperio Romano, bajo unas circunstancias muy humildes nació Jesucristo en Palestina. Antes de los 30 años era un total desconocido.
Sin embargo durante un breve tiempo de tres años en el ministerio público, su impacto fue tal que él cambio al mundo—incluyendo el cambio al calendario de A.C a D.C.
El famoso historiador H.G. Wells, dijo en una ocasión acerca de Cristo; “no soy un creyente. Pero debo de confesar, como historiador, que esta criatura de Galilea que no tenía ni un solo centavo es irresistiblemente el centro de la historia.”
Nadie más ha hecho las estupendas declaraciones que Jesús hizo. El declaró ser el Hijo de Dios, el Mesías prometido a los judíos, y el único camino para llegar a Dios. El proclamo tener el poder de perdonar los pecados y darles a las personas el regalo de la vida eterna. Sobre todo, el proclamo ser Dios, diciendo, “Yo y el padre somos uno.”2
Sócrates dijo en una ocasión, “O alguien se levantará, hombre o Dios, para mostrarnos a Dios.” Cuatrocientos años después Cristo vino y proclamo ser esa persona.
¿Pero fue Jesús el hijo de Dios? ¡Si no, entonces él fue el más grande impostor que jamás ha existido!
Lee Wallace, un distinguido general y genio literario, y Roberto Ingersoll, un notable escéptico, estuvieron de acuerdo en escribir un libro que comprobaría que la cristiandad es solo un mito. Sin embargo, después de dos años de investigación, en algunas de las mejores bibliotecas de Europa y América en preparación para escribir este libro, el señor Wallace sufrió una transformación en su actitud. Él estaba solamente en el segundo capítulo cuando cayó de rodillas diciendo “O mi señor y mi Dios.”
Después de estudiar las evidencias, Wallace quedó convencido de la deidad de Jesucristo. Fue entonces que escribió Ben Hur, una de las grandes historias que se han escrito acerca de la época de Cristo. Tiempo después, Ingersoll hizo el siguiente comentario: “Al utilizar mis discursos, no usen ninguno de los insultos que hice en contra de Cristo, los cuales hice en forma tonta tiempo atrás.” Algo similar le sucedió a uno de los escritores y oradores líderes del cristianismo de la actualidad, Josh McDowell. Su increíble libro que apoya al cristianismo, Evidencias que demandan un veredicto, empezó como un atento para negar el cristianismo.
Como alguien más lo dijo, “tu puedes hablar sobre Jesús como profeta, hombre santo, maestro o líder espiritual y pocos pondrán una objeción. Pero hablen de él como el hijo de Dios, divino, o de la misma naturaleza del Padre (Dios), y habrá líneas de personas tratando de expresar su desaprobación.
Pero como Jesús lo dijo a sus discípulos también lo dice a nosotros, “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Nuestra respuesta a esa pregunta ayudará a determinar nuestro eterno destino y el destino de los demás.
Continuará …
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, en un mundo donde las mentiras abundan y en donde la verdad está contaminada con mentiras, haciéndola más mortal que el propio veneno, ayúdame a ver la verdad sobre de ti, la verdad de Jesús, la verdad de tu palabra, la verdad sobre mi y la condición de mi alma—y ayúdame a ver la necesidad que tengo de tu perdón y la salvación eterna. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén.”
1. Mateo 16:13-16 (NVI).
2. Juan 10:30 (NVI).
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