|
Encuentros Diarios
Marzo 22, 2017
Lecciones de los arboles
“Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida. Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible.”1
Ravi Zacharias relata cómo cuando él y su familia vivieron en “Inglaterra hace algunos años una terrible tormenta golpeó a gran parte del país. Asombrosamente, miles de árboles cayeron en una noche. Algunos días más tarde caminábamos frente al palacio de Buckingham y mi esposa notó algo muy significativo. Mientras que los árboles eran enormes y muy altos, sus raíces eran increíble pequeñas. Nos maravillamos en esta desproporción aparentemente inexplicable. “La razón era que el nivel del agua estaba cerca de la superficie y las raíces no tuvieron que ir profundamente a conseguir su alimento.
He visto algo similar suceder en el sur de California en donde crecen muchos árboles australianos de goma o eucalipto. Puesto que esta área es desierto convertido, todos o muchos de estos árboles son regados por un sistema de goteo o de irrigación. Porque el agua está cerca de la superficie, muchos de estos árboles no tienen un sistema profundo de raíces y he visto que muchos de ellos caen durante una tormenta una vez que la tierra está saturada.
Muy diferente a los arboles de goma que crecen en las partes secas de Australia en donde las raíces se ven forzadas a crecer profundamente en orden de poder sobrevivir. Sus ramas se quiebran con las tormentas pero raramente cae alguno de estos árboles.
Además, cuando vivía en Australia del sur en la cima de las colinas de Adelaide donde los vientos soplan furiosamente, me aconsejaron plantar mis árboles mientras que seguían siendo pequeños y no estacarlos con demasiada firmeza. Ellos necesitaban la libertad de doblarse y sacudirse con el viento y esto les ayuda a desarrollar raíces profundas desde el principio para fortalecerlos cuando han crecido completamente.
¡O tomen por ejemplo el poderoso y magnifico árbol Secuoya que crecen al norte de California y sus ramas frondosas crecen hacia el cielo – algunos de los cuáles crecían cuando Jesús caminó en la tierra! Normalmente ellos reciben las buenas lluvias y tienen suficiente abastecimiento de agua. Estos gigantes del bosque también tienen un sistema muy bajo de raíces pero como crecen en arboledas, todas sus raíces se interconectan de tal manera que cuando los vientos salvajes soplan y azotan las tormentas, ellos se sostienen el uno al otro para permanecer de pie.
Esto también es verdad para nosotros. Para sobrevivir las tormentas de la vida necesitamos desarrollar un sistema profundo de raíces las cuales se ancle sólidamente en nuestra fe en Dios- en quién confiamos implícitamente. Y como las poderosas secuoyas, si deseamos crecer fuertes y sanos, necesitamos la ayuda el uno del otro porque ningunos de nosotros puede hacerlo solo y no fuimos creados así. Como también lo dice la palabra de Dios “No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos.”2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por tu Palabras y las instrucciones para la vida. Ayúdame a vivir con estos principios para así tener raíces profundas construidas en una base solida y poder decir como el escritor de himnos, En Cristo la roca sólida yo estoy, todo lo demás es arena movediza. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Lucas 6:47-49.
2. Hebreos 10:25.
<:((((><
|
|