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Encuentros Diarios
Marzo 23, 2017
Tres cuentas y estas dentro
“Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces le contestó Jesús”1
Cuando era joven me gustaba jugar futbol (debería de decir rugby), pero nunca me llamó la atención el beisbol. Sin embargo, yo sabía lo que el dicho “tres cuentas y estas fuera” significaba. Significaba que ¡si no le pegabas a la pelota en tres ocasiones estabas fuera!
La vida puede ser así también. Si continuamos perdiendo la marca – de las expectativas de los demás hacia nosotros – muy pronto descubriremos que estamos fuera – ya no estaremos dentro del grupo. Y nos quedamos sintiéndonos y creyendo que somos unos perdedores.
Y entonces consistentemente nos preparamos para perder porque eso es lo que creemos que somos – unos perdedores.
Lo opuesto también es verdad. Si creemos que somos unos ganadores, actuaremos como ganadores. Aun cuando fallemos en algo, lo usaremos como una lección para mejorar lo que hacemos y movernos hacia el siguiente proyecto y así reforzar la creencia de que somos ganadores.
En otras palabras, ¡si creemos que somos perdedores, perderemos. O si creemos que somos ganadores, ganaremos!
Sin embargo, si creemos que somos perdedores, poco a poco podemos cambiar nuestra forma de pensar acerca de nosotros mismos al construir en nuestros éxitos – sin importar que tan pequeños sean – y no en nuestros fracasos. Cada uno de nosotros podemos hacer algo bien si así lo deseamos – aun si es el barrer bien el piso de la cocina y sentirnos orgullosos en el hecho de que hicimos un buen trabajo… y después repetir esta práctica con otras labores.
Por desgracia, muchas personas tienen la creencia de que son muy malos o no lo suficientemente buenos para que Dios los acepte y sienten que, para él, ellos son unos perdedores. No es así. Con Dios nos podemos equivocar “siete veces setenta” (agreguen infinito) y aun así no estar fuera – al menos que ustedes lo permitan.
Con Dios no importa lo que hayamos hecho o no hayamos hecho o cuantas veces hayamos fracasado, nunca estaremos fuera con él. El nos ama incondicionalmente. Todo lo que necesitamos hacer es reconocer el hecho de que Jesús murió para pagar la pena por nuestros pecados, confesar nuestros pecados y fallas a Dios y pedir perdón – y por supuesto aceptarlo con agradecimiento – y entonces poco a poco aprender a perdonarnos a nosotros mismos.
A esto le llamamos el dar el más grande cuadrangular de todos.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias porque nunca he perdido contigo. Gracias porque también me has perdonado todos mis pecados y mis fallas cuando te las he confesado. Ayúdame siempre a recordar que cuando acepto a Jesús como mi Salvador, soy un hijo del rey y ayúdame a creer verdaderamente en esto y a vivir de acuerdo a ello. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
Nota: Si nunca ha confesado sus pecados a Dios y aceptado su perdón, lea: “Como saber que es Cristiano autentico, sin tener que ser religioso” en: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php
1. Mateo 18:21-22.
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