| |
Encuentros Diarios
Marzo 18, 2022
Señor, por favor cambia a mi...
“Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer.”1
“No es mi problema. ¡Es mi esposa/marido quien necesita ayuda!”
¿Cuántas veces hemos escuchado este tipo de comentario defensivo? Habiendo trabajado por muchos años con parejas la he escuchado repetidas veces. Una persona me dijo una vez, “¿Qué puedo hacer para que mi esposo comprenda que él es quien necesita cambiar? El tiene que saber que está mal para que pueda ir a terapia.”
“¿Y porque se casó con esta persona? ¿Qué fue lo que le atrajo en primer lugar?” A estas preguntas raramente recibo una respuesta honesta.
Esto no es verdad en todas las culturas pero, por lo menos cuando se trata de tomar nuestras propias decisiones sobre con quien nos casamos, siempre hay razones por las cuales nos sentimos atraídos en particular a una persona del sexo opuesto.
Por lo menos un hombre que yo conozco se enfrento a la realidad cuando me dijo que él podía entrar a un cuarto lleno de mujeres y automáticamente se sentiría atraído a la mujer más enferma (enferma emocionalmente) del lugar. Él lo sabía que se debía a su propia enfermedad emocional. Hay esperanza para este hombre.
No importa lo que la esposa o el esposo hayan hecho, la realidad es que no los podemos cambiar. Si lo intentamos, se molestan y se enojan. Como lo he dicho en muchas ocasiones, a la única persona a la que podemos cambiar es a nosotros mismos, y al ir cambiando, aquellos a nuestro alrededor se ven forzados a cambiar de una forma u otra. Sin embargo, esto no es siempre lo mejor porque algunas personas no desean cambiar y se molestan cuando lo hacemos. Todos estos cambios arruinan los juegos que ellos están jugando.
No estoy diciendo que debemos de tolerar a alguien que tiene un comportamiento abusivo. Para nada. Pero debemos recordar que somos la única persona a la que podemos cambiar. Y al orar por la otra persona, antes que nada debemos pedir a Dios que nos cambie y nos confronte con la verdad acerca de nosotros mismos para que podamos ver las fallas que tenemos y con las cuales necesitamos trabajar y resolver.
Nosotros le podemos pedir a Dios que nos ayude a ser como Jesús hacia nuestra pareja (esposo/esposa) para que así al ellos ver a Jesús dentro de nosotros, lo deseen para ellos también. Tal vez este sea la única esperanza para animarlos a cambiar.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a dejar de jugar el juego de la culpa y a siempre aceptar la responsabilidad de lo que sea que yo estoy contribuyendo a cualquier conflicto en el que me encuentre. Ayúdame a seguir cambiando y a crecer para ser la persona que tú deseas que sea. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Proverbios 30:18-19.
<:))))><
|
|
