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Encuentros Diarios
Mayo 14, 2018
Agua de vida
“Jesús respondió, ‘Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.’”1
Brett Blair comparte cómo, hace algunos años en América del Sur, una tripulación de marineros peruanos que navegaban por el río Amazonas llegaron a una escena muy extraña. Un buque español estaba anclado frente a la costa, y al acercarse los peruanos vieron que los españoles estaban en terribles condiciones físicas. Parecían la imagen de la muerte, sus labios resecos e inflamado. Ellos se estaban muriendo de sed.
“¿Les podemos ayudar?” Gritaron los peruanos.
Los españoles respondieron, “¡Agua! ¡Agua! ¡Necesitamos agua fresca!
Los marineros peruanos, sorprendidos con el pedido, les dijeron que bajaran las cubetas y tomaran el agua.
Los españoles, temiendo que no les hubieran entendido volvieron a gritar, “¡No, no, necesitamos agua FRESCA!
Pero ellos recibieron la misma respuesta de los peruanos que bajaran sus cubetas y tomaran el agua por sí mismos. Por último bajaron sus cubetas a las aguas del océano y cuando subieron las cubetas a la cubierta descubrieron para su asombro que eran agua dulce. Allí en la desembocadura del río Amazonas, anclados por días, demasiado lejos de tierra para ver la costa, pero no demasiado lejos de la desembocadura del río, tenían agua dulce en abundancia.2
Así es con las bendiciones de Dios. Nos rodean por todas partes y se renuevan cada mañana—y él y solo el tiene el agua de la vida. Como Jesús dijo, “efectivamente, el agua que le daré se convertirá en un manantial de agua del que brotará vida eterna.”
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por tus bendiciones sin fin que me rodean todos los días y, sobre todo, gracias por proveer el agua de vida eterna. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Juan 4:13-14 (NVI). 2. Brett Blair, http://www.esermons.com/
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