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Encuentros Diarios
Noviembre 11, 2020
Como complacer a Dios
“Se acercó también el que había recibido dos talentos y dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos’. Su señor le dijo: ‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.’”1
En la economía de Dios hay un lugar de servicio para cada miembro de su familia; esto es, para cada cristiano individualmente en la iglesia, o lo que el apóstol Pablo llamó “el cuerpo de Cristo.” Cada uno es tan importante como el otro. Como lo dijo el apóstol Pablo, “el ojo no puede decirle a la mano: No te necesito. Ni puede la cabeza decirles a los pies: No los necesito.”2
Y cada uno de nosotros tiene al menos un don con el que servirá a Dios. Lo importante es saber cuál es su don y someterlo en buen uso al servicio de Dios… primero en casa… a continuación, en la Iglesia y a la obra del Señor… y de alguna forma doquiera que uno vaya. Por ejemplo, si tiene el don de dar ánimos a los demás, lo puede utilizar en cualquier parte.
Usted está probablemente familiarizado con las palabras de Henry Van Dyke quien simplemente dijo en forma elocuente: “Usen los talentos que poseen; los bosques estarían muy silenciosos si las aves no cantaran excepto aquellas que cantan bien.”
Si no están seguros de sus talentos, pregúntense a sí mismos que es lo que le gusta hacer y qué cosas le salen bien. O pregunte a las personas que los conocen bien, ya que ellos pueden ver o saber qué es lo que hacen bien. O tal vez le podrían preguntar a su pastor donde pueden encontrar el inventario de talentos espirituales ya sea impreso o en el Internet.
Recuerde también que las personas son los “instrumentos” que Dios utiliza para hacer su trabajo en la tierra y, al igual que el bisturí del médico, entre mas afilado el instrumento, más eficaz será el trabajo que Dios pueda hacer con el instrumento. Por ejemplo, si tienen el deseo de escribir, cantar, enseñar, predicar, o ser un “carnicero, panadero o fabricante de velas” obtengan el entrenamiento necesario para ser los mejores en lo que les gusta hacer. A continuación, busquen formas en las que puedan usar sus talentos aun si es en formas aparentemente humildes. Mi trabajo durante varios años cuando era joven fue recoger y guardar los libros de cantos religiosos en nuestra pequeña iglesia.
Cuando tenemos fe en las pequeñas cosas, Dios nos guiara a cosas más grandes si así lo deseamos y tenemos el talento. Independientemente, cada responsabilidad es de igual importancia en el servicio de Dios, y seremos recompensados, cuando Jesús regrese, no de acuerdo a nuestros talentos pero de acuerdo a nuestra fe.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a saber cuáles son mis talentos/dones, a entrenarme para hacerlos bien y encontrar el lugar en donde ponerlos a buen uso sirviéndote a ti—y así ayudar a hacer de este mundo un mejor lugar donde vivir. Gracias por escuchar y responder a mis oraciones. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Mateo 25:22-23.
2. 1 Corintios 12:21 (NVI).
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