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Encuentros Diarios
Agosto 13, 2019
Cuando los Hombres Olvidan a Dios
“Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, pelees por ellas la buena batalla, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando en cual naufragaron en cuanto a la fe algunos.”1
Cuándo a Aleksandr Solzhenitsyn le fue entregado el Premio Noble de la Paz se le hizo una pregunta, “¿Qué hizo posible que la Revolución Rusa tomará lugar y que el Comunismo llegará al poder?”
Solzhenitsyn respondió de manera sencilla y directa: “Los Hombres Olvidaron a Dios.”
¡Cuantas tragedias ocurren cuando las naciones olvidan a Dios! La historia está repleta de tales ejemplos. Y las tragedias pueden caer también en los individuos y sus familias cuando ellos, también, olvidan a Dios.vYo he visto hombres y mujeres que han crecido dentro de la Iglesia, quienes profesan ser cristianos y ser activos en el trabajo de la Iglesia dejarse atrapar por el sistema del mundo secular con esa sed por cosas materiales y buscar escalar la escalera del éxito—y poco a poco separarse de la iglesia, olvidar su herencia cristiana, y gradualmente olvidar a Dios.
Veinte años después, algunos han fracasado en sus vidas. El dar nuestras vidas a Dios no nos liberará de los problemas de la vida, pero la fe en su Hijo, Jesucristo, nos da un ancla a la cual asirnos cuando las tormentas de la vida nos rodean y los tiempos difíciles tratan de abrumarnos.
Algunas veces la vida puede ser una desilusión. Nos preguntamos porque no encontramos la respuesta. Buscamos la luz que nos guíe a través de la noche pero la oscuridad nos atrapa. Pero cuando tenemos una fe sólida en Jesús, como lo dice el canto del profeta, ¡Cuando no hay suficientes respuestas, él está allí!
Y tal vez esto sea todo lo que necesitamos saber para no olvidar a Dios y arruinar nuestras vidas. Y Dios sabrá que los lideres de nuestra nación tomarán nota de todos aquellas naciones que olvidaron a Dios.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a nunca olvidar tu bondad hacia mí y tu amor eterno y permite que sin importar que tan oscura sea la noche. Nunca me separe de ti. Y de la mejor manera permite que nuestra nación regrese a ti y nunca te olvide. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, amén.”
1. 1 Timoteo 1:18-19 (NIV).
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