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Encuentros Diarios
Enero 02, 2018
El gran amor de Dios
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”1
En una Tribu de India, o algo así va la historia, alguien se estaba robando a las gallinas. El Jefe declaró que, de ser atrapado, el culpable recibiría 10 latigazos.
Cuando los robos continuaron, el castigo subió a 20 latigazos. Aun así las gallinas seguían desapareciendo metódicamente. Encolerizado el Jefe de la Tribu elevó la sentencia a 100 latigazos.
El ladrón fue atrapado finalmente, pero ahora el Jefe se enfrentaba a un terrible dilema. ¡El ladrón era su propia madre! Cuando llego el día de aplicar el castigo, toda la Tribu se reunió. ¿El amor del Jefe sería más poderoso que la justicia? La multitud se sorprendió cuando el ordenó que su madre fuera atada al poste de castigos.
El Jefe removió su camisa dejando al descubierto su poderosa figura, y tomo el látigo en su mano. Pero en vez de levantarlo para dar el primer latigazo, se lo entregó a un fuerte joven que estaba parado a un lado de él. Lentamente el Jefe caminó hacia su madre y puso sus fuertes brazos alrededor de ella en un fuete abrazo. Y solo entonces ordenó al valiente guerrero que le diera los 100 latigazos.
Eso es lo que JESUS hizo por usted y por mi cuando él vino a la tierra vestido con la prenda externa de la carne hace mas de 2000 años. En su amor él se convirtió en nuestro sustituto y murió en nuestro lugar para pagar la pena por todos nuestros pecados. El se sobrepuso a nuestra inhabilidad de salvarnos a nosotros mismos al pagar el precio por nuestros pecados. Su muerte acorto la distancia entre Dios y los hombres e hizo posible que nos reconciliáramos con Dios y así poder restaurar la comunión con él a través de la fe en Cristo y en su muerte purificadora para nosotros.2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Jesus, como puedo agradecerte por amarme tanto que diste tu vida para morir por mí en la cruz del Calvario y así pagar la pena por cada pecado que he cometido, por tu perdón total y por el regalo de vida eterna para todos lo que te acepten como a su salvador personal. Por todo esto te estaré eternamente agradecido. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.”
NOTA: para ayudarles a estar seguros que han aceptado el perdón de Dios y su regalo de la vida eterna, oprima en “Cómo saber que es un Cristiano autentico, sin tener que ser religioso” en: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.
1. Juan 3:16.
2. Contribuido por Alexandra Perros de Holanda.
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