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Encuentros Diarios
Diciembre 29, 2020
Espinas de Proposito
“Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara.”1
Alrededor de principios de siglo, un joven llamado Ole llevó a su novia en un paseo de verano. Llevaron una canasta con un almuerzo a una pintoresca Isla en medio de un pequeño lago. Ella llevaba un vestido largo con cerca de una docena de faldillas. Él iba vestido con un traje de cuello alto. Ole remó hasta la isla, arrastró la barca a la orilla y puso el canasto para la comida bajo la sombra de un árbol. Estaba tan hipnotizado por su belleza que apenas observó el sol y el sudor en su frente. Suavemente ella le susurró, ‘Ole, olvidaste el helado.’
"Ole empujó la barca al agua y remó a la orilla. Encontró una tienda de comestibles, compró el helado y remó de regreso a la isla. Ella abanico las largas pestañas sobre sus ojos de color azul profundo y susurró, ‘Ole, olvidaste el jarabe de chocolate.’
"Ole volvió a la embarcación y regresó a la tienda por el jarabe. Mientras remaba de regreso a la isla, de repente se detuvo. Se quedo sentado en la barca por el resto de la tarde, fascinado por una idea. Al final de esa tarde, Ole Evinrude había inventado el motor fuera de borda. Y por cierto, Ole termino casándose con la chica que le espero por largo tiempo en la isla.”2
Cómo va el antiguo dicho, ¡cuando la vida le dé un limón, haga limonada! Para el apóstol Pablo su “espina en la piel” (sea lo que haya sido) fue utilizada por Dios para mantenerlo humilde y eficaz en su trabajo para el Señor. En cada reto, caída, fracaso, desaliento, existe una oportunidad. Cuando enfrenten un difícil desafío o un gran retroceso en su vida, con una fuerte certeza y comprometidos al propósito de Dios para su vida y buscando su guía, también descubrirá cuál es la oportunidad para ustedes.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, cuando me enfrento a los retos, caídas o desalientos, por favor ayúdame a discernir qué oportunidad hay para mí en esto, y después a seguirla con todo mi corazón. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.”
1. 2 Corintios 12:7 (NVI).
2. De http://www.esermons.com/.
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