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Encuentros Diarios
Diciembre 04, 2020
Solo Los Pecadores lo Pueden Entender
“Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados.”1
Em Griffin, en su libro, The Mind Changers, dice sobre las escrituras de hoy: “este es el consejo más ignorado que conozco en las escrituras, probablemente porque nos da miedos que no le agrademos a la gente o que no confíe en nosotros cuando ven cómo somos realmente son. Pero la verdad es todo lo contrario. Ellos tienen el mismo problema del pecado. Cuando abiertamente revelamos nuestras luchas interiores, las máscaras plásticas que llevamos comienzan a caer. Dejamos salir al calor humano y la gente comienza a responder con confianza.”
Como lo dijo Richard Halverson, antiguo capellán del Senado de los Estados Unidos, solo los pecadores lo pueden comprender.
“Los pecadores disfrutan de un servicio autentico. Los santos no lo hacen.
“Las personas que posan como santos no están libres para quitarse las caretas.
“Bajo la presión de proyectar una lástima convencional, ellos no son capaces de abrirse y compartir algo de sí mismos.
“Defendiendo la tradicional imagen religiosa, permanecen invulnerables en las relaciones humanas porque no se atreven a exponen su verdadero yo.
“Ellos conocen de proposiciones pero no de personas. . . comparten sus victorias, pero nunca sus fracasos. . . se felicitan mutuamente en su pequeña sociedad de admiración mutua.
“Se reúnen cara a cara en lugar de corazón a corazón, protegiéndose de que los descubran, ellos rebotan unos contra otros como canicas.
“El santo auténtico es ajeno a su santidad, profundamente consciente de su sencillez, sensible a su fracaso, confiesa que él es un pecador, lo que hace posible que exista una comunicación verdadera.
“Los pecadores reconocen su insuficiencia, se apegan fuertemente a la gracia de Dios y se identifican rápidamente con las necesidad en otros.
“Reconociendo que todos los hombres son pecadores, incapaces de esconderse de la verdad, ellos comparten sus debilidades, confiesan sus pecados los unos a los otros y no le temen a la vulnerabilidad.
“Ellos se reúnen como uvas aplastadas, aplastados y fragantes, dependen el uno del otro y de Dios.”
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a ser abierto y honesto con por lo menos una persona de confianza con quien me sienta seguro para confesar mis faltas y mis fallas, para así poder experimentar la verdadera conexión y del servicio con los demás y ser sanado como lo promete tu Palabra. Gracias por escucharme y responder a mis oraciones. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén.”
1. Santiago 5:16 (NVI).
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