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Encuentros Diarios
Diciembre 21, 2020
De Dios es la Gloria
“No se te ocurra pensar: ‘Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos.’ Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza.”1
“J. S. Bach fue conocido en todo el mundo por su notable talento musical, pero él nunca dejó de dar crédito a su creador como el que fue responsable de su habilidad. Las páginas de sus composiciones musicales bien podrían haber sido utilizadas para satisfacer su orgullo personal ya que su nombre aparecía en ellas. Pero él tenía la determinación de darle gloria a Dios por sus logros. Por lo que siempre concluyó sus composiciones originales con las tres letras INS. Eran las siglas para las palabras en latín que significan ‘en el nombre de Cristo.’ En otras ocasiones Bach comenzó sus composiciones con las letras JJ, lo que significa ‘Ayuda de Jesús’ y terminaba sus composiciones con las letras SDG de; latín Solo Deo Gloria, es decir, “A Dios sea la gloria.’”2
El problema del orgullo es tan antiguo como la humanidad. . . en realidad es mayor, ya que causó la caída de Satanás. Decías en tu corazón: “seré semejante al Altísimo.”3 También ha sido la caída de muchos hombres. “Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.”4 les advirtió el Rey Salomón.
Es tan fácil de olvidar que todo lo que somos y tenemos viene de Dios: “Puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos”5 — y aún así muchos de nosotros actúan como si fuéramos los creadores de nuestros talentos, los fabricantes de nuestras habilidades y los maestros de nuestro futuro: ninguno de los cuales es cierto.
Por otro lado, la humildad no está en el rebajarnos. La verdadera humildad está en el reconocer los dones que tenemos, las habilidades que poseemos y los logros que hemos alcanzado, pero al mismo tiempo, como Bach, reconocer con gratitud Solo Deo Gloria — a Dios sea la gloria.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por los dones que me has dado, Ayúdame a invertirlos y a usarlos en forma inteligente en el trabajo de tu reino en la tierra y a siempre recordar el darte la gloria. También, gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.”
1. Deuteronomio 8:17-18 (NVI).
2. Harold H. Lentz, Preaching the Miracles, Editorial CSS, Lima, Ohio, 1999. Citado en:
http://www.esermons.com/
3. Isaías 14:13-15.
4. Proverbios 16:18.
5. Hechos 17:28, (NVI).
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