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Encuentros Diarios
Octubre 31, 2017
Cambiar o no cambiar
“Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. Hagan todo con amor.”1 “Examinadlo todo, retened lo que es bueno."1
Sin lugar a dudas ustedes han leído acerca de los relojeros suizos, quienes por muchos años dominaron el mercado mundial en la producción de relojes.
“Los suizos hacían los mejores relojes en el mundo y estaban dedicados a refinar constantemente sus conocimientos. Fueron los suizos los que crearon el reloj con el minutero y el segundero. Ellos eran los líderes mundiales en descubrir mejores formas de manufacturar los engranes, y otras partes de los relojes. También llevaban la delantera en las técnicas a prueba de agua y en los modelos de cuerda. Para 1968 los suizos creaban el 65 por ciento de todos los relojes vendidos alrededor del mundo obteniendo hasta un 90 por ciento de las ganancias.
“Para 1980, sin embargo, tuvieron que despedir a miles de empleados y controlaban un porcentaje menor al 10 por ciento del mercado mundial. Las ganancias bajaron a menos del 20 por ciento. Entre 1979 y 1981, cincuenta mil de los sesenta y dos mil relojeros suizos habían perdido sus empleos. ¿Por qué? Los Suizos rechazaron la idea de un nuevo modelo.”3 – la creación del reloj digital.
Hace algún tiempo escribí un Encuentro Diario con el título, “Si el caballo está muerto, desmonten.” Algunos lectores sintieron que yo estaba sugiriendo que cambiamos mucho de lo que estábamos haciendo en la iglesia por bien del cambio. Yo no estaba sugiriendo esto en lo absoluto. Lo que estaba diciendo fue que necesitábamos realizar cambios en nuestra metodología en donde lo que estábamos haciendo ya no era efectivo. Los suizos tenían la razón en que todavía se necesitaban relojes. Su error fue que no estaban abiertos (dispuestos) a agregar un nuevo método de relojería.
Hace años cuando yo era director de una organización juvenil y comencé a cambiar nuestro método para llegarles a los adolescentes con el Evangelio, me dijeron que mis métodos no eran aceptables. Se me dio un ultimátum: o bien me quedaba con los “métodos aceptables” de hacer las cosas o me iba. Elegí este último. Y así es cómo y por qué Actos Internacionales fue fundado. (Para ser perfectamente honesto yo nunca habría tenido el valor para iniciar mi propia organización de no haber sido “forzado fuera” de la organización en la que yo estaba.) Por las siguientes tres décadas, me especialicé en la publicación de literatura para su divulgación la cual se ha distribuido a más de 40 millones de personas en todo el mundo — y todavía está siendo distribuido por nuestras oficinas en Australia y, hasta hace poco, en Nueva Zelanda.
Sin embargo, aquí en América del Norte, con la revolución de las comunicaciones electrónicas a través de correo electrónico e Internet, de no haber estado yo dispuesto a cambiar mi metodología una vez más, mi trabajo estaría muerto. Yo no he cambiado el mensaje: solo cambie la manera de comunicarlo.
Aprendamos la lección de los relojeros suizos. Si tenemos que cambiar nuestros métodos para ser más eficaces en lo que estamos haciendo, tenemos que estar dispuestos a hacer y a aplicar los cambios necesarios.
En el otro extremo de la escala, donde incluso algunas iglesias y cristianos están realizando cambios sólo para estar políticamente correctos y, por lo tanto, están aceptando comportamientos que se oponen drásticamente a lo que nos enseña la palabra de Dios, permítannos, como lo recomienda el apóstol Pablo, mantenernos firmes en la fe y en armonía con la palabra de Dios, independientemente de lo que piensa el mundo secular o de lo que promueven los medios de comunicación.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, dame el amor y la comprensión por lo que tu palabra nos enseña. Ayúdame a descartar aquello que esta fuera de armonía con lo que tú dices, y a siempre estar firme en mi fe y a aferrarme fuertemente a aquello que es bueno — sin importar la presión de tener que ser (o estar) políticamente correcto. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.”
1. 1 Corintios 16:13-14 (NVI).
2. 1 Tesalonicenses 5:21.
3. Citado por Brett Blair. http://www.esermons.com/.
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