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Encuentros Diarios
Abril 20, 2017
¿Dónde está la fragancia?
"El Señor disciplina a los que ama. . . lo hace por nuestro bien a fin de que participemos de su santidad. Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella."1
Earl Nightingale relató como en un Día Nacional de las Secretarias él le dio flores a su secretaria y ella le dijo que estaban bellísimas. Ella también le dijo que no entendía porque las flores no tenían fragancia.
Él le informó que las flores provenían de un invernadero y le explicó que, debido a que a las flores criadas en este tipo de entorno se les hace todo y ellas no tienen la necesidad de hacer nada, no tienen que atraer insectos para la polinización. Como resultado, ellas pierden su olor. En la misma manera, las frutas que se planta en un invernadero, no saben tan buena como las frutas cultivadas en su ambiente natural ya que no le es necesario atraer insectos para dispersar sus semillas.
Es similar al niño que quería ayudar a una mariposa a salir de su capullo poniendo una hendidura en el capullo y, al hacerlo, provocó que muriera. Él no sabía que la lucha para salir de la crisálida es necesaria para fortalecer las alas de la mariposa, lo cual les permite volar.
Cuando las personas hacen demasiado por nosotros o nos sobreprotegen, especialmente en nuestros primeros años de desarrollo, nos pueden hacer un daño muy grave. Incluso en la edad adulta son los problemas y las dificultades que tenemos las que nos fortalecen, construyen nuestro carácter, y nos enseñan sabiduría, comprensión y compasión — si se los permitimos — y nos permite "volar." Por eso Dios disciplina a aquellos a quienes ama al permitirnos pasar a través de tiempos difíciles. El mismo principio se aplica a nosotros cuando queremos que el Gobierno haga por nosotros, lo que somos capaces de hacer por nosotros mismos.
Se sugiere la siguiente oración: "Dios mío, por favor ayúdame a someterme a tu disciplina y a ver en todos los problemas de la vida que tú deseas que 'crezca en fe, amor y gracia, saber más de tu salvación y buscar con mas sinceridad tu cara.' Gracias por escuchar y responder a mis oraciones. En el nombre de Jesús, amen."
Nota: para más ayuda lean, "Lecciones del sufrimiento" en: http://tinyurl.com/exuyw (solamente en inglés).
1. Hebreos 12:6, 10, 11 (NVI).
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