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Encuentros Diarios
Junio 19, 2017
Sanando las heridas de la vida 2da parte
"Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad."1
Continuando sobre el Encuentro Diario del Viernes, muy cautelosamente Jennifer (una víctima de violación repetida) comenzó a compartir. A continuación, sus sentimientos empezaron a fluir como un torrente. Era la primera vez en su vida que compartía completamente todos esos años de emociones guardadas. Esta catarsis (purificación/limpieza) era esencial para abrir el camino y así Jennifer empezar a sanar. Sin dar este primer paso, ella no podría liberarse del pasado para así, con el tiempo, llegar al punto del perdón. Después de tres días de compartir sus dolorosas experiencias, oramos por Jennifer. Ella regresó a su habitación y tiempo después regresó y ella parecía una persona distinta. Ella se puso una bonita blusa, maquillaje, se arreglo el cabello y llegó portando una sonrisa de un millon de dólares. Ella tenía un largo camino por delante pero su curación y liberación del pasado habían comenzado.
Más de un año después del seminario me encontré con Jennifer de nuevo. Ella había buscado consejería cristiana y a pesar de que su progreso era lento, estaba increíblemente bien. Su sanación emocional y espiritual iba por buen camino.
La historia de Jennifer no es de ninguna manera algo fuera de lo común ya que hay millones de personas que han sido abusadas en forma sexual, física y/o emocionalmente — así como también han sido abusadas espiritualmente. Algunos de nosotros mientras que no sufrimos un abuso tan extremo, tenemos nuestras heridas y necesidades sin cumplir. Vivimos en un mundo pecaminoso, que está decayendo y ninguno de nosotros puede escapar a la furia del pecado. Cada familia tiene un tipo de "disfunción." Es verdad algunas familias son mas disfuncionales que otras, pero cada familia ha sido afectada. Algunos de nosotros somos codependientes o demasiado independientes. Algunos mas somos distantes, perfeccionistas, dados a la ira, nos cerramos cuando nos sentimos lastimados o estamos molestos, excesivamente ansiosos, o tristes. Cada uno de nosotros necesita una sanación espiritual, emocional o de relaciones.
Una de las realidades de la vida es que estamos destinados a repetir en una u otra forma esas disfunciones que no resolvemos, o sacamos nuestro dolor y cólera en los que amamos — y, a continuación, pasamos nuestras disfunciones a nuestros hijos. La Biblia dice, "Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación."2 Es por esto que es imperativo que, con la ayuda de Dios, los resolvamos. Los siguientes pasos nos ayudarán.
Primero, necesitamos admitir que hemos sido lastimados, que tenemos un problema, y que necesitamos sanar.
Segundo, necesitamos tener un gran deseo de estar bien, desearlo lo suficiente para enfrentar el dolor en vez de enterrarlo. Como Jesús el gran maestro, lo dijo al hombre que había estado invalido por 38 años: "¿Quieres quedar sano?"3 Suena como una pregunta tonta, pero en realidad es muy profunda. Necesitamos desearlo lo suficiente para enfrentar el dolor que llevamos guardado. Solo aquellos que desean sanar lo harán. Los tibios de corazón nunca lo harán.
Continuará. . .
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor ayúdame a ser totalmente honesto conmigo y contigo para así poder ver y admitir las áreas en las que necesito sanar. Ayúdame, también, a comprender el proceso de sanación de acuerdo a los principios que se encuentran en tu Palabra, y por favor guíame hacia la ayuda que necesito para llegar al fondo de las causas de mis problemas y resolverlos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. Een el nombre de Jesús, Amén."
1. 1 Juan 1:9 (NVI).
2. Deuteronomio 5:9
3. John 5:6
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