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Encuentros Diarios
Julio 31, 2017
No temas
"El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?"1
"Se dice que la desaparecida consejera/columnista de periódico, Ann Landers, recibía un promedio de 10,000 cartas al mes, y casi todas de personas agobiadas con problemas. Se le preguntó si hubo algún problema que predominar a lo largo de las parsonas que ella recibió, y su respuesta fue el problema más común parecía ser el miedo."2
El miedo, de un grado u otro, es algo común a toda la humanidad. La gente tiene temores de innumerables cosas: saltamontes, insectos de todo tipo, serpientes, arañas, ratones, la oscuridad, proximidad, intimidad, perder la salud, riqueza, felicidad, amistades, lo desconocido, y lo infinito. Algunas personas le temen incluso al éxito e inconscientemente se ponen trampas para fallar. Otros le temen tanto al fracaso, que incluso no dan un paso ni intentan cumplir con los objetivos y la ambición de su vida.
El antiguo rey de Israel, el rey Saúl estaba tan celoso de David que decidió matarlo. David estaba en su derecho a estar temeroso y sin duda alguna lo estaba. Pero debido a su firme confianza en Dios, fue capaz de decir con confianza, "El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?" Cuando nuestra confianza esta en Dios, con toda confianza podemos decir lo mismo. Me gustan las palabras de un poeta desconocido quien dijo:
Preferiría tropezar mil veces
intentando alcanzar una meta
que sentarme con una multitud
con mí cubierta contra el mal tiempo
un alma seca y satisfecha de sí misma.
Preferiría estar haciendo algo y ser audaz
en todos mis días llenos de error
que viendo, esperando, y muriendo
satisfecho en mi perfección.
Preferiría cuestionarme y equivocarme
tropezando ciegamente hacia el frente
que para mi propia seguridad
por miedo a cometer un error,
estar seguro, bien y estar muerto.
Dios tiene un objetivo y un propósito específico para su vida. Está bien tener miedo, sólo que no permita que el miedo le controle. Comprométase y confíe su vida a Dios cada día y él estará con usted. Salga adelante con fe para hacer lo que sabe o cree que Dios quiere que haga con su vida. No tire su vida por la borda — haga de ella una inversión para la eternidad.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias porque al poner mi vida y mis caminos en tus manos, tu espíritu está conmigo para orientarme y dirigirme en todo lo que soy y hago. Ayúdame a descubrir el propósito que tienes para mi vida y dame el valor para salir en la fe y ser todo lo que has planeado que sea y hacer todo lo que deseas que haga. Y aun cuando siento temor, yo elijo poner mi confianza en ti. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Salmos 118:6 (NVI).
2. The Bible Friend. Citado en Enciclopedia de las 7700 Ilustraciones por Paul Lee Tan., Rockland, Maryland. © 1979.
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