Poco despues, llego una mujer samaritana a sacar
agua, y Jesus le dijo: “Por favor, dame un poco de agua para beber.” El estaba
solo en ese momento porque sus discipulos habian ido a la aldea a comprar algo
para comer. La mujer se sorprendio, ya que los judios rechazan todo trato con
los samaritanos. Entonces le dijo a Jesus: “Usted es judio, y yo soy una mujer
samaritana. ¿Por que me pide agua para beber?” Jesus contesto: “Si tan solo supieras
el regalo que Dios tiene para ti y con quien estas hablando, tu me pedirias a
mi, y yo te daria agua viva."1
Compartir nuestra fe puede parecer
desalentador, especialmente cuando consideramos a aquellos que aún no creen. Es
posible que nos preocupemos por decir algo incorrecto o que temamos el rechazo.
Pero Jesús, en su encuentro con la mujer samaritana en el pozo, nos ofrece un
hermoso modelo para conversaciones genuinas e impactantes.
Jesús inició la conversación con una petición
sencilla y cercana: "¿Me das agua para beber?" No comenzó con una
condena o una teología compleja, sino con una necesidad humana común. La
encontró donde estaba, dejando
deliberadamente de lado las diferencias étnicas y sociales que normalmente
separaban a judíos de samaritanos. Después de eso, Jesús pasó de lo físico a lo
espiritual. Utilizó el concepto cotidiano del agua para presentar el "agua
viva" que ofrecía. Él comprendió su necesidad actual, pero luego cambió suavemente
la conversación hacia su sed espiritual más profunda. Su objetivo no era
avergonzar, sino revelar su conocimiento divino y la necesidad de ella de un
Salvador.
Recordemos construir puentes de entendimiento,
conocer a personas con un interés genuino como seres humanos (mientras
atravesamos luchas similares en la vida) y confiar en que el Espíritu Santo
guiará nuestras palabras mientras compartimos las Buenas Nuevas.
Oración
sugerida: Padre Celestial, gracias por el ejemplo perfecto de Jesús. Ayúdanos a
tener Su sabiduría, compasión y valentía al relacionarnos con los no creyentes.
Concédenos la gracia de dejar a un lado nuestras diferencias, de ver a los
demás como Tú los ves. Abre nuestros ojos a las oportunidades de compartir tu
amor y danos las palabras correctas en el momento adecuado. Que nuestras vidas
y nuestras conversaciones sean puentes hacia Tu gracia salvadora. En el nombre de Jesús, Amén.