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Encuentros Diarios
Septiembre 02, 2025
No más excusas
Porque desde la creación del
mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su
naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que el creo, de modo
que nadie tiene excusa.1
Es parte de la naturaleza humana poner excusas. Sin embargo, el
"pero" en nuestras vidas tiene el poder de evitar que alcancemos
nuestro potencial o que recibamos las mayores bendiciones. Jesús contó una vez
la parábola2 de un hombre que dio un gran banquete e invitó a
muchos. Cuando llegó el momento de comenzar la fiesta, todos sus invitados
comenzaron a poner excusas de por qué no podÃan asistir. El primero dijo, lo
harÃa, pero... “Compré un campo y
debo salir a verloâ€. El siguiente dijo: Lo harÃa, pero... "He comprado bueyes y necesito ir a examinarlos".
Y otro dijo: Lo harÃa, pero...
"Me acabo de casar, asà que no puedo venir". Cuando el anfitrión se
enteró de todas las excusas, se enojó y le dijo a su siervo que saliera a las
calles de la ciudad y trajera a los pobres, lisiados, ciegos y cojos. Las
excusas que le habÃan dado no eran en sà mismas malas razones por las que no
podÃan asistir, era el hecho de que se les estaba dando una bendición y eligieron
rechazarla. HabÃa preparado un banquete destinado a ser disfrutado y los
"peros" de los invitados hicieron que se lo perdieran.
Una invitación similar se ha extendido a cada uno de nosotros. Dios nos
ha invitado a aceptar el regalo de Su Hijo, Jesús, y la promesa de un banquete
eterno que nos espera para disfrutar en el Cielo algún dÃa. Sin embargo, muchos
de nosotros tenemos una excusa de por qué no aceptaremos esta invitación:
"Pensaré en eso cuando sea mayor", "Nadie más en mi familia es
cristiano" o "Mi vida está bien como está". Estas y muchas otras
excusas han sido dadas al Rey de reyes en rechazo de Su regalo eterno de Salvación.
Ahora, ¿qué pasarÃa si Dios decidiera retirar Su invitación? ¿Estamos
preparados para perder una eternidad con Él? Nuestro Dios es misericordioso y
paciente y desea que nadie se quede fuera, no queriendo que nadie perezca (2
Pedro 3:9). Ya hay un lugar preparado para ti, ¿aceptarás Su invitación?
Oración sugerida: Padre Celestial, he puesto demasiadas excusas, pero no
estoy dispuesto a pasar una eternidad sin ti. Te pido que perdones mis pecados
y acepto tu regalo de Salvación que has ofrecido tan libremente. Gracias por un
lugar en Tu mesa. En el nombre de Jesús, Amén.
1.
Romanos 1:20 (NVI).
2.
Lucas 14:16-24.
El Encuentro de hoy fue
escrito por: Verónica B.
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