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Encuentros Diarios
Mayo 08, 2014
El Virus del Juego de la Culpa
“Bienaventurada la nación cuyo Dios es el SEÑOR.”1
Parte de la sociedad hoy en día está siendo infectada por un virus. No, no quiero decir un virus en la computadora o uno biológico, pero un virus moral que podría, de no ser arrestado, propagarse como una plaga y eventualmente infectar, o por lo menos afectar, a la sociedad completa. Es el irresponsable virus del “juego de la culpa” que puede terminar con el paso del tiempo (aunque a un paso muy lento) debilitando seriamente a quienes fueron en su momento personas saludables y viriles. Cuando una nación es débil moralmente desde adentro, es vulnerable a las fuerzas externas de la oposición. Hoy en día yo creo que en los Estados Unidos y el Este estamos en gran peligro de ser atacados de manera mucho más terrible de lo que fuimos atacados durante la primera y la segunda guerra mundial y en los días de la guerra fría con el comunismo.
Muchos líderes de negocios de manera irresponsable alteran los libros de sus compañías por un interés egoísta y causan estragos en las vidas de miles de personas. Muchos empleados se rehúsan a aceptar la responsabilidad de hacer el mejor trabajo que les sea posible. Las personas que fracasan le echan la culpa al racismo por su falta de progreso. Los padres irresponsables culpan a los maestros cuando sus hijos reprueban un examen por hacer trampa. Y como reporta Michael Josephson del Carácter Cuenta, en una encuesta de alrededor 36,000 estudiantes de preparatoria un alto porcentaje de ellos admitió haber hecho trampa y mentido y al mismo tiempo decían ser altamente éticos.2 Estos jóvenes que ya saben cómo jugar el juego de la culpa serán los comerciantes y los líderes políticos del mañana. Los políticos culpan a la oposición, los divorciados culpan a su ex pareja—y así continua infinitamente—todos sin aceptar la responsabilidad personal por sus propias fallas.
Ya sea a nivel nacional o individual, cuando no aceptamos una responsabilidad personal por nuestras acciones, inevitablemente caeremos en la trampa del juego de la culpa. Mientras continuamos haciendo esto, nunca resolveremos nuestros problemas personales o nacionales.
De manera individual necesitamos aceptar responsabilidad por cada aspecto de nuestras vidas. Al nivel local, y nacional, necesitamos votar por líderes que sabemos que actuarán con responsabilidad y pondrán atención primeramente a las necesidades genuinas de sus constituyentes en vez de inclinar la cabeza por interés personales de un grupo en orden de avanzar en sus carreras políticas.
Vivimos tal vez en la sociedad más desarrollada, altamente educada y técnicamente avanzada hasta la actualidad. ¿Pero qué tipo de defensa son los poderosos aviones de guerra supersónicos contra los ataques suicidas y sus bombas? Nuestra brillante tecnología no nos salvará. Recuerden que en sus días Hitler era el líder de una de las sociedades más educada, inteligente y cultivada socialmente hasta ese momento en la historia. La realidad es que si abandonamos nuestro estancamiento moral y perdemos nuestro compás moral estaremos (y tal vez ya lo estemos) en un curso directo al desastre nacional.
Nunca olvidemos que “Bienaventurada la nación cuyo Dios es el SEÑOR.”
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, concédeme en tu gran compasión el que envíes un gran despertar espiritual a nuestra nación antes de que nos encontremos de nuevo con otro despertar como el de ‘septiembre once’ (del que tan pronto nos olvidamos), y como nación volver nuestros corazones a ti. Por favor permite que tu trabajo empiece conmigo. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, amén.”
1. Salmos 33:12.
2. El carácter cuenta, http://www.josephsoninstitute.org/reportcard/
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