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Encuentros Diarios
Marzo 18, 2020
Libertad de la Culpa - Parte 1
"Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad."1
"He sido Cristiano por muchos años," escribe un lector del Encuentro Diario, "pero tengo un sentir abrumador de culpa. No me he podido deshacer de él. ¿Qué puedo hacer?"
Querido Lector, no estás solo en tu batalla. Es un problema que muchos experimentan. Para poder vencer, es esencial entender la diferencia entre la culpa verdadera, culpa falsa, y vergüenza. Algunos psicólogos reclaman que la culpa es dañina psicológicamente. Esto no es cierto en cuanto a la culpa verdadera. Hemos de sentir culpa cuando hemos hecho algo malo. Si no lo sentimos, nos exponemos al peligro de desarrollar una consciencia dañada. Es la culpa falsa y la vergüenza que son dañinas psicológicamente.
Mientras la culpa verdadera nos dice que hemos hecho mal, la culpa falsa nos hace sentir culpable aun cuando no hemos hecho nada malo. Y la vergüenza nos dice que somos malas personas no solo cuando hemos hecho algo malo, sino que seguido cuando no hemos hecho nada.
Con la verdadera culpa, los sentimientos de culpabilidad desaparecen cuando admitimos que hemos hecho mal, nos confesamos a Dios, pedimos su perdón, y cuando sea necesario, hemos pedido perdón a la persona que hemos dañado—y cuando sea posible, hemos corregido el mal que hayamos hecho. Como nos asegura la Escritura de hoy, cuando confesamos nuestros pecados, Dios nos perdona… y luego necesitamos perdonarnos a nosotros mismos.
Sin embargo, si después de confesar nuestros pecados seguimos sintiendo culpa, la culpa no es el problema. Por ejemplo, si yo soy un perfeccionista y tengo expectativas irrealistas de mi mismo y me sigo castigando porque hice mal, el problema es mi perfeccionismo. O si como niño fui controlado por un padre despótico que me hizo sentir culpable si no me conformaba a cada demanda, entonces es probable que situaciones presentes donde haya hecho algo a lo cual mis padres fueran opuestos – aun si no tiene nada de malo—puede traer esas memorias y sentimientos de culpabilidad falsa a la superficie.
O si mi vida temprana era basada en vergüenza, es decir, cuando hacia algo mal mis padres me repetÃan en un tono de voz duro, "Debes tener vergüenza … eres una persona mala," ahora como adulto cuando haga algo mal, o sienta que hecho algo malo, sentiré esa vieja vergüenza aunque sea irrelevante el dÃa de hoy.
Entonces, ¿Cómo podemos vencer?
Se continuara…
Oración sugerida: "Querido Dios, por favor ayúdame a discernir la diferencia entre culpa verdadera, culpa falsa o vergüenza y guÃame a la ayuda que necesito para vencer cualquier sentimiento de culpa falsa o vergüenza en mi vida. Y donde haya culpa verdadera, dame el valor para confesar lo que he hecho, y pedirte perdón. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
1. 1 Juan 1:9 (NVI).
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