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Encuentros Diarios
Marzo 19, 2020
Libertad de la Culpa - Parte 2
"DÃa y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mÃ; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: 'Le confesaré mis rebeliones al Señor', ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras aún haya tiempo, para que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio."1
En continuación con nuestra serie sobre la culpa, ayer explicamos que la confesión genuina es la manera para poder resolver la culpa verdadera.
La mayorÃa de lectores estarán familiarizados con el pecado de adulterio de David con Betsabe y de ordenar que el esposa de ella, UrÃas, fuera asesinado en un intento vano de cubrir lo que habÃa hecho. La única persona a quien pudo engañar, fue a el mismo. Lo que él hizo no estaba escondido de Dios o de su propia conciencia. La Escritura de hoy nos enseña como el batalló con su culpa, pero cuando lo confeso, se sintió libre de su culpa—y sintió un gran alivio.
Resolviendo la culpa falsa y vergüenza no es fácil de hacer porque ninguno de ellos es culpa – a pesar de cómo se sientan.
Como dijimos ayer, la culpa falsa viene de condicionamiento temprano, usualmente por nuestros padres, pero puede ser causado por religión legalista también. Para vencer este problema, uno necesita re-condicionar sus pensamientos y sentimientos. Comienza por reconocer lo que es verdad y lo que es falso. Cuando sientas culpa, hazte la pregunta, "¿En verdad soy culpable? ¿En realidad hice algo malo?" Si no, entonces di, "No, yo no hice nada malo y no soy culpable." Entre más hagas esto (con un fuerte sentir), con el tiempo podrás re- condicionar tus pensamientos y sentimientos poco a poco.
También, si te estás sintiendo culpable y confundido, comparte tus sentimientos con un amigo de confianza o un consejero para confirmar si tus sentimientos son validos y basados en la realidad. No compartas con alguien cuyo propósito es solamente hacerte sentir bien a pesar de si hiciste algo mal o no. Eso te hará mas daño que bien.
Si batallas con la vergüenza, también necesitaras re-condicionar o re-programar tus sentimientos y pensamientos de ti mismo. Esto también toma tiempo. De nuevo, necesitas compartir (confesar) lo que has hecho y/o como te sientas aun si no has hecho nada malo a un amigo seguro y de confianza, o a un consejero. Y mientras te amen y te acepten tal como eres y no te pongan "vergüenza", con el tiempo, poco a poco aprenderás aceptarte con tus fallas y ser librado de los sentimientos miserables de la vergüenza. Sin embargo, esto puede tomar bastante tiempo porque no podemos deshacer años de condicionamiento falso en una noche.
Confesión no solamente a Dios, pero también a la persona adecuada (una persona segura y que no te juzgue), en el tiempo correcto y por las razones correctas, es fundamental para la sanidad. Como escribió Santiago en la Biblia, "Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz."2
Oración sugerida: "Querido Dios, por favor ayúdame a crecer al punto donde esté libre de culpa falsa y vergüenza, y estar genuinamente arrepentido de mis pecados. Gracias que cuando confieso mis pecados a ti, me perdonas completamente. Ayúdame a perdonarme a mà mismo, y con tu ayuda, vencer mis acciones pecaminosas. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
1. Salmos 32:4-6 (NTV).
2. Santiago 5:16 (NVI).
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