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Diciembre 12, 2012

“La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su pecado se le perdonará.â€�¹

Uno de mis maestros de la Biblia favoritos era una inspiración tan grande al escucharlo. Solo había un punto donde yo no estaba de acuerdo con él. El enseñaba que solo le teníamos que confesar  nuestros pecados a Dios. Incorrecto.

Santiago también estaba en desacuerdo. Cierto, necesitamos confesar nuestros pecados a Dios, pero también el uno al otro. Esto no significa que necesitamos confesar al “mundo entero� pero si necesitamos confesarle a por lo menos una persona segura y de confianza.

Una persona segura es alguien que, cuando confesamos nuestros pecados y nuestras fallas, no nos juzgue, condene, o nos avergüence, ni decirle al mundo de nuestra debilidad, pero nos amara y aceptara tal y como somos—como lo hace Dios.

La confesión es necesaria para sanidad porque la culpa no resuelta, al igual que emociones negativas reprimidas tal como resentimiento, enojo, dolor, vergüenza, orgullo, causaran muchas de nuestras enfermedades físicas o las agravara. Cuando confesamos nuestros pecados y sacamos este veneno de nuestro sistema, el camino queda libre para la sanidad. El pecado no confesado es un asesino. Es como un cáncer espiritual/emocional y si no vencemos el “cáncer�, el “cáncer� nos vencerá en una manera u otra. No es sin buena razón que la Palabra de Dios nos enseña a confesar nuestros pecados aun antes de orar por sanidad.

Tristemente, seguido tenemos miedo admitir y confesar nuestros pecados y fallas por miedo de ser juzgados, criticados, o hasta condenados; así que los mantenemos bien escondidos. Consecuentemente, hay sanidad limitada, porque sin confesión no hay sanidad cuando nuestras enfermedades son causadas o afectadas por nuestros pecados no confesados. No es sin buena razón que la Biblia también nos enseña: “Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes. Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación.â€�²

Es interesante que el maestro de la Biblia mencionado arriba contrajo una enfermedad debilitante que en una manera despacio le quito la vida—posiblemente antes de su tiempo. Digo esto porque él no creía en lo que Santiago dijo que necesitábamos hacer para ser sanados.

Cuando cualquier “curandero� evita este principio de confesión antes de orar por sanidad, puede que el haga más daño que bien a la larga si una seguridad falsa es dada a la persona enferma. Dios no me va a sanar de una enfermedad o problema que es síntoma de una falla o pecado más profundo a menos que yo lo confiese y me deshaga de él. La mente puede ser muy difícil. Puede que me deshaga de un síntoma pero, si no trato con la causa, la cambiare por otra ¡y me engañare que he sido sanado!

Hablando personalmente, yo aprendí temprano en la vida a reprimir y enterrar todas mis emociones negativas pero hoy soy más saludable físicamente que era cuando tenía mitad de mi edad. Antes tenía alergias terribles y bursitis en mis dos hombros. Cuando hice contacto con y confesé/exprese tanto dolor enterrado y enojo,  fui sanado de mis alergias y bursitis. Cuando entierro mi dolor, por ejemplo, ¿a dónde van esas lagrimas? Puedo expresarlo en una manera saludable (por medio de llorar hasta que no pueda más) o me afectaran en una manera que no es saludable.  Lo mismo es cierto con emociones negativas. Podemos expresarlos creativamente, o actuaremos en alguna manera destructiva.

Oración sugerida: “Querido Dios, aquí hay una lista de mis pecados y fallas que nunca he confesado a alguien más. Por favor ayúdame a conectarme con cualquier y toda emoción negativa y cualquier pecado de orgullo, celos, resentimiento y dolor, para que los pueda confesar y resolver. Y por favor ayúdame a encontrar una persona segura, amorosa, y que me acepte para poder confesarle estas cosas—a igual que confesarlos a ti – para que yo pueda ser sanado. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.�

1. Santiago 5:15 (NVI).
2. 1 Pedro 2:1-2 (NTV).

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