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Encuentros Diarios
Diciembre 25, 2012
Dar Desde el Corazón
¡Deseándoles a todos los lectores del Encuentro Diario una feliz Navidad bendecida por Dios!
"No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón."1
Recuerdo haber leído sobre un misionero en África quien les enseño a los de allí que los Cristianos se daban regalos el uno al otro en el cumpleaños de Cristo como una expresión de su gozo. Un estudiante de este misionero le dio a su maestro una bella concha del mar como un regalo. Cuando le pregunto donde había descubierto una concha tan extraordinaria, el nativo le dijo que había caminado varias millas a una cierta bahía, el único lugar donde se podían encontrar estas conchas.
El misionero fue conmovido profundamente y le dijo a este joven cuanto apreciaba su regalo, a lo cual el joven respondió, "Camino largo, parte del regalo."
Esto en verdad es un regalo desde el corazón con un motivo puro. No estoy seguro que todo lo que damos (incluyéndome a mi) sea con motivos puros, porque hay muchos motivos por los cuales damos. Sin embargo, la única manera de dar genuinamente es cuando viene del corazón con un motivo puro. Tristemente, a veces unas maneras de dar son manipulativas; es decir, es dar para recibir lo cual no es dar en verdad. Por ejemplo, si le sigo dando regalos a mi patrón como una manera de recibir una promoción en el trabajo, eso no es dar. Eso es manipular.
Es reportado que un Ingles noble justo antes de su muerte dijo, "Lo que gaste, lo tenía. Lo que guarde, lo perdí. Lo que di, lo tengo." Cuando los motivos son puros esto es cierto. En todo lo que damos a Dios, que siempre sea de un corazón generoso y agradecido en acción de gracias a Dios por el regalo más precioso y más profundo de todo tiempo—el regalo de su Hijo, Jesús, quien dio su vida para pagar la pena por todos nuestros pecados en Navidad hace 2,000 años.
Oración sugerida: Querido Dios, por favor ayúdame a aprender el gozo de dar y ser un dador alegre—del corazón con motivos puros—no solo de mis recursos, pero también de mi mismo, primeramente a ti y luego a otros. Así ayúdame Dios. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
1. 1 Samuel 16:7 (NVI).
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