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Febrero 04, 2013

“A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra.â€�¹

Como he mencionado antes, por muchos años he montado una bicicleta de montaña, y bajando por la colina empinada por donde vivo es muy estimulante—ciertamente es más divertido que subirla de nuevo—aunque el beneficio para uno solo es en la subida. A diferencia de un coche, sin embargo, en una bicicleta no se dirige de la misma manera. Usted se inclina a un lado para ir en la dirección que quiere ir. Si se inclina a la izquierda, irá a la izquierda. Si a la derecha, irá a la derecha. Y si se inclina demasiado en una dirección, se caerá. Se esto porque me he inclinado demasiado en el pasado—afortunadamente no fue en nuestra colina empinada.

La vida también es así. Si se inclina así a la izquierda del liberalismo, en esa dirección ira. Si a la derecha conservador, esa también es la dirección que ira. Y si usted se inclina demasiado a la izquierda o a la derecha, es probable—con el tiempo—que también caerá.

Ambos de estos extremos son el lado opuesto de la misma moneda. Los culpables no son probables de admitirlo, pero ambos son igualmente neuróticos. Por ejemplo, una persona que se inclina demasiado a la derecha esta teológicamente rígido porque esta rígido emocionalmente, reprimido, y en negación. No tiene nada que ver con su espiritualidad auto-percibida. El es de esta manera porque es inseguro. Su defensa en contra de esto es su rigidez. Siempre quiere estar en control porque solo de esta manera se siente seguro. Es exactamente lo mismo para la persona que se inclina demasiado a la izquierda. El no es diferente de, y es tan rígido en su punto de vista como la persona que se inclina demasiado a la derecha.

La mejor decisión, y la más saludable, es inclinarse hacia Dios, confiando en él y en su Palabra para la dirección de su vida. También es esencial enfrentarse a los problemas emocionales de uno mismo para que tengamos los ojos abiertos para que podamos ver claramente la dirección en la cual nos estamos inclinando—y hacia donde nos dirigimos, porque a donde mires es para donde iras.

Oración sugerida: “Querido Dios, por favor ayúdame a ser emocionalmente honesto conmigo mismo y contigo para que pueda ver claramente y mantenerme enfocado en la dirección que necesito ir. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.�

1. Salmos 121:1-2 (NVI).

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