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Encuentros Diarios
Febrero 26, 2013
Hallado en el Acto — Parte ll
"Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar."1
Ayer hablamos de los Fariseos intentando atrapar a Jesús usando a la mujer que fue hallada en el acto de adulterio. La última cosa que Jesús les dijo a estos religiosos fue, "Que el hombre quien nunca ha pecado sea el que tire la primera piedra."
Sus propias acusaciones habÃan regresado sobre ellos. El silencio era abrumador. Y ahora, como perritos asustados, salieron de allà lo más rápido que pudieron.
Jesús fue dejado solo con la mujer. El sabÃa que la habÃan usado. El entendÃa su necesidad más profunda y le pregunto con gentileza, "¿Qué le paso a tus acusadores? ¿A dónde se han ido? ¿Aun queda alguien que te condene?"
"No, Señor," ella respondió, "todos se han ido."
Entonces Jesús hizo una declaración simple pero profunda: "Yo tampoco te condeno. Ve, y no peques mas."
La dinámica en esta historia es que antes que Jesús le dijera a esta mujer que fuera y no pecara mas, primero atendió a la necesidad básica en su vida, la falta de la cual la estaba causando pecar. Esta es una verdad profunda, desesperadamente necesitaba ser entendida.
PermÃtame explicar. Los consejeros nos dicen que muchas prostitutas o mujeres con un estilo de vida similar a este, por ejemplo, son mujeres que han sido dañadas profundamente por sus padres en su vida temprana. En su interior sigue hostil contra su padre. El no atendió a su necesidad de amor, aceptación, y aprobación. Tampoco la afirmo como mujer. Por una o muchas razones ella se sintió rechazada por él. O el u otro hombre significativo en su vida temprana quizás hayan abusado sexualmente de ella. Ella no viene a esta conclusión conscientemente, pero la mejor manera que ella pueda desquitarse con su padre u otro hombre es por medio de ser prostituta o vivir un estilo de vida como tal. Ella también está buscando desesperadamente el amor de un padre lo cual ella nunca recibió como niña o como una jovencita y esta inconscientemente tratando de probarse a sà misma que ella es una mujer. Ella es llevada a actos de pecado a causa del daño y enojo no resuelto, y por una necesidad no cumplida de amor y aceptación—especialmente aquello del amor de un padre.
El mismo principio aplica al hombre quien está usando a mujeres. Su problema incluye lujuria, pero va más profundo. El no es la gran figura masculina que pretende ser. Puede que este enojado con su madre y está usando a otras mujeres como manera de expresar su hostilidad. O a lo mejor siga buscando el amor de una madre que nunca recibió como niño al igual que tratar de convencerse a sà mismo que es adecuado como un hombre.
Atrás de cualquier acto externo del pecado, casi siempre hay un pecado más profundo, una falla, y necesidad no cumplida, o una emoción dañada. En otras palabras, todo comportamiento es causado o motivado. Hay una razón por la cual las personas hacen lo que hacen. Esto no es para excusar su comportamiento. De ninguna manera. Jesús no condeno a la mujer por su pecado, pero tampoco condono sus acciones. Él le dijo que no pecara de nuevo. Sin embargo, el sabia que esta mujer tenÃa una necesidad emocional profunda en su vida y que era esta necesidad no cumplida que la estaba llevando a actos de pecado.
En cumplir su necesidad, Jesús le podÃa decir realÃsticamente, "Ve y deja tu vida de pecado."
Se concluirá…
Oración sugerida: "Querido Dios, por favor ayúdame a siempre ser sensitivo a las verdaderas necesidades de otros cuando caigan, y buscar encontrarlos en su punto de necesidad tal como tú lo hiciste con la mujer que fue hallada en adulterio. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
1. Juan 8:11 (NVI).
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