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Abril 02, 2013

"Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian."¹

"Cuando Beth y yo vivíamos en Altadena, California," escribe el Pastor Tod Bolsinger, "justo al final de la calle de nosotros estaba una panadería llamada 'Patticakes.' Era uno de esos lugares asombrosos donde todo se ve tan rico como sabe y virtualmente cada artículo de desayuno incluía chocolate. Pero no nos engañemos, nada en ese lugar era barato. Todo era delicioso, bello y espantosamente caro.

"Recuerdo estar sentado allí una mañana comiendo un pancillo de chocolate y tomando un café mientras entro una pareja joven a pedir un estimado para un pastel de boda. El dueño saco un libro que tenia artículos destacados de Bon Appetite alabando sus pasteles de boda, les enseño fotografías profesionales de pasteles que había hecho en el pasado, y por fin saco la lista de precios.

"Miré todo esto y sonríe. La novia estaba mirando al novio suplicando. Su cara diciendo, 'Amor, ¿no sería esto algo bello? Este es exactamente la clase de pastel de bodas que siempre he querido.' El se veía como si se estuviera asfixiando. Siendo un hombre, yo sé lo que estaba pensando mientras miraba la lista de precios, '¿Un pastel? ¿Qué hay de una televisión gigante? Cuesta la misma cantidad de dinero.' Pero era un muchacho inteligente; mantuvo su boca cerrada, aun cuando estaba tratando de calcular cuantos meses de su salario serian engullidos por estas personas en menos de 15 minutos.

"Y precisamente en ese momento cuando la tensión silencia era más fuerte, el dueño de la panadería apareció con una bandeja de una variedad de pedazos de pastel de boda que pudieran probar. Dos mordidas después, sus ojos cerrados en un éxtasis inducido por el chocolate, el novio tacaño estaba ordenando este pastel para todas las personas que conocía.

"Ve, la diferencia estaba en probar. Ya que probamos lo que en verdad queremos, el costo no es el problema."²

Que tan cierto es esto con Dios. Cuando venimos a el por medio de Jesucristo, confesamos nuestros pecados a él, y pedimos su perdón, verdaderamente podemos probar y ver que tan bueno es Dios.

Como escribió David, el Salmista, "Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: 'Voy a confesar mis transgresiones al Señor', y tú perdonaste mi maldad y mi pecado."³

Querido lector, si nunca ha probado la bondad de Dios, le urjo a que venga a él hoy, confiese sus pecados a él, pida su perdón, e invite al Hijo de Dios, Jesucristo, que entre en su corazón y su vida. Para ayuda, por favor lea el artículo, "Como Estar Seguro Que Es Un Cristiano Verdadero," y usted también puede experimentar el mismo alivio y paz que probo David. Lo puede leer en http://actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.

De nuevo, como dijo David, "Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian."

Oración sugerida: "Querido Dios, como te puedo agradecer lo suficiente por dar a tu Hijo, Jesús, para morir en la cruz en mi lugar para que todos mis pecados fueran perdonados, y para que yo pueda recibir tu regalo de la vida eterna para estar contigo en el Cielo para siempre. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."

1. Salmos 34:8 (NVI).
2. Tod Bolsinger, Tod Bolsinger's Blog, "It Takes a Church," http://bolsinger.blogs.com/.
3. Salmos 32:1-2, 5 (NVI).

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