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Junio 25, 2013

"Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza."¹

Un hombre compro un perico en una subasta después de mucha licitación pesada. "Espero que este pájaro hable," le dijo al subastador.

"¿Hablar?" respondió el subastador, "¿Quien piensas que ha estado licitando en contra de ti por los últimos diez minutos?"

Es triste decir que parece que estamos viviendo en un tiempo cuando la palabra de una persona tiene menos y menos valor. En un tiempo la palabra de un hombre era su sello. Temo que esto ya no es cierto. Para demasiadas personas, su palabra no significa nada. Nos hemos adaptado a decir lo que las personas quieren escuchar.

Recuerdo uno de mis profesores en el colegio enseñándonos que el carácter de una persona (entre otras cosas) podía ser medido por el valor que él o ella ponía en su palabra. Personas que no guardan su palabra tienen un problema de carácter y no se puede confiar en ellos.

Afortunadamente, sin embargo, de una cosa podemos estar seguros, Dios siempre guarda su palabra y siempre guarda sus promesas. Para ser como Cristo, ¡necesitamos hacer lo mismo! Porque al fin, es lo que hacemos, no lo que decimos, que habla más que todo.

Oración sugerida: "Querido Dios, por favor hazme un hombre/mujer de mi palabra para que siempre sea confiable para decir lo que siento, sentir lo que digo, y hacer lo que digo que voy a hacer. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."

1. Proverbios 14:23 (NVI).

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