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Encuentros Diarios
Abril 27, 2015
Dama de la Noche – Tercera parte
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda iniquidad.”1
Los dos Encuentros Diarios anteriores hablan sobre mi encuentro con una dama de la noche y como es que nos enganchamos en una conversación muy interesante.
Ahora ya sabía la razón por la cual Toni se había convertido en una prostituta. Ella ansiaba el amor que nunca tuvo de un padre y una madre. También estaba sacando ese dolor interno, la ira, y el odio que se tenía a sí misma, de una manera destructiva. Ella ansiaba desesperadamente el ser amada y aceptada—pero obviamente los buscaba por las razones equivocadas y en los lugares equivocados.
Aparentemente había otra pareja involucrada en este “negocio.” Ellos podían ver que las cosas no iban por donde ellos deseaban. Se estaban acercando a Toni y tratarían de llevársela.
Me moví para bloquearlos por un momento, poniendo mi brazo en los hombros de Toni y le dije, “Toni, probablemente nunca te volveré a ver de nuevo, pero hay algo muy importante que tengo que decirte. Espero que nunca lo olvides mientras vivas. Y es esto: no importa todo lo que has hecho o no has hecho—y no importa lo que sea, y no importa cómo te hallas sentido o lo que no hallas sentido, por favor recuerda que Dios te ama y yo también.”
Y con eso la solté y ellos se la llevaron.
Al sentarme de nuevo me sentí muy conmovido espiritualmente. Dos personas se habían comunicado corazón a corazón y no sólo cabeza a cabeza como en tantas conversaciones. Después me llegó el pensamiento de que ante los ojos de Dios no había mucha diferencia entre Toni y yo; la única diferencia es que para vencer las voces de su dolor interior y su vacio, Toni se había convertido en una adicta al sexo. Para vencer mi dolor interno y mi vacio yo me convertí en un adicto al trabajo—“de Dios,” pero con Dios quien mira al corazón y no a la apariencia externa no había ninguna diferencia—Toni y yo habíamos pecado y estábamos destituidos de la gloria que Dios había visualizado para ambos.2
Ante los ojos de Dios los dos éramos igual de pecadores. Y al estar sentado inmerso en profunda contemplación, esperando a que mi amigo saliera de trabajar, me llegó otra verdad. Era esto: Fue la falta de amor la que llevó a Toni a los actos pecaminosos. ¡Sólo el amor la podrá sacar de allí!
Amor, comprensión, aceptación y el perdón. Ese es el mensaje de Cristo y de la verdadera cristiandad. Es el mensaje que todos necesitamos escuchar—y experimentar. Y es el mensaje que Cristo tiene para ustedes y para mi hoy (y el mensaje que él desea que demos a todos los que lo necesiten). Como alguien más lo dijo, “La cristiandad es el experimentar el amor divino, así como la aceptación y el perdón divino y el comunicarle todo esto a cada persona con quien tengamos contacto.”
Así que querido lector, Dios desea que también usted sepa que no importa lo que haya hecho o no haya hecho, él le ama y tiene para usted el regalo de la aceptación y el perdón. Son suyos si los acepta. Porque no responder hoy al amor de Dios al confesar sus necesidades y pedirle que le perdone y sane.
Para ayuda asegúrese de leer este artículo, “El encontrar y conocer a Dios sin ser religioso” visitando: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.htm
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a aceptar y no juzgar a los pecadores y ser alguien con quien ellos se sientan cómodos para hablar sobre sus pecados—y ayúdales a volver su corazón a ti y a tu perdón. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.”
1. San Juan 1:9 (NVI)
2. Romanos 3:23.
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