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Noviembre 26, 2013

"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos."¹

"Un empresario despiadado una vez le dijo al autor Mark Twain, "Antes que yo muera quiero hacer una peregrinación a la Tierra Santa. Escalare el Monte Sinaí y leeré los Diez Mandamientos en voz alta desde arriba."

"Yo tengo una mejor idea," Twain comento, "Pudiera quedarse aquí en casa y guardarlos."

El hablar es barato. Es lo que hacemos que cuenta — no lo que decimos — y cuando nuestras palabras no concuerdan con nuestras acciones, nosotros somos, como lo dijo el Apóstol Pablo, vasos vacios y platillos que hacen ruido.

Una de las mejores lecciones que aprendí de uno de mis muchos maestros era un comentario que parecía escribir con gusto en letras rojas intrépidas en la columna de varios de mis exámenes escritos. Simplemente leía, "Enséñame. No solo me digas." ¡Yo entendí en mensaje!

Nunca he olvidado ese mensaje. Realmente aplica a cada lección de la vida que queramos usar para impactar a otros - ¡especialmente a nuestros hijos! Lo que sea que queramos enseñarle a otras personas necesitamos modelar nosotros mismos antes de que podamos hacer un impacto duradero en alguien más; de otra forma lo que digamos es inexistente y la única persona a quien engañamos a la larga es a nosotros mismos.

Como una regla general, lo que mejor enseñamos es aquello que nosotros mismos mas necesitamos aprender. ¡Y el lugar para empezar a modelar lo que queramos enseñar es en nuestro hogar!

Oración sugerida: "Querido Dios, ayúdame a modelar la clase de persona que tu quieres que yo sea… un mejor padre/madre/hijo… amigo… pareja… empresario… y Cristiano para que personas viendo lo que tú has hecho en mi vida quieran lo mismo para ellos mismos. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."

1. Juan 14:15.

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