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Encuentros Diarios
Abril 28, 2015
¿Será Dios para m�
“Finalmente, te declare todos mis pecados y no cubrà mi iniquidad. Dije: ‘Confesaré mis pecados al Señor.’ Y tu perdonaste la maldad de mis pecados.â€1
En mi entrenamiento como consejero y en mis dÃas en la práctica participe en muchos grupos de terapias de varios tipos. Algunas las encontré de gran ayuda y otras no las tome en consideración en ningún momento. Sin embargo en una ocasión estuve involucrado en un psicodrama secular (pretendiendo) con un grupo de 25-30 participantes.
Estábamos sentados en un cÃrculo y una mujer de unos 30 años (a quien llamaré Janine) me preguntó si querÃa participar con ella y pretender que era Dios. Este era un grupo secular y porque me eligió a mà jamás lo sabré (nunca nos habÃamos visto antes). Creo que fue algo de Dios. De cualquier manera ella puso una silla en el centro del cÃrculo y me pidió que me sentase en ella. Tengo que admitir que estaba algo nervioso. Nunca habÃa escuchado de alguien que jugará pretendiendo ser Dios. Asà que seguà orando en voz baja, “Ayúdame Dios… Ayúdame Dios.â€
Janine se arrodillo frente a mà y abiertamente confesó que habÃa sido una prostituta y pedÃa perdón. Inmediatamente las palabras de Jesús vinieron a mi mente y se las dije a Janine, “Tus pecados te han sido perdonados.â€vLo que hizo Janine tomó mucho valor. Era el principio de su curación. Desafortunadamente nunca me mantuve en contacto con ella pero espero y pido que desde ese momento ella haya seguido a Dios.
El punto es que cada que pecamos, siempre nos queda la culpa. Aun si la reprimimos en nuestras memorias, aún está allà y no es una forma saludable de vivir, fÃsica, emocional o espiritualmente. La única cura es la confesión… con por lo menos una persona de confianza asà como a Dios. Como la Palabra de Dios lo dice, “Confiesen sus faltas los unos a los otros y oren los unos por los otros para que sean sanados.â€2
Estimado lector, si tiene en su vida algún pecado sin confesar, le pido que vea a un pastor, ministro, un amigo de confianza y /o a un Consejero Cristiano de toda su confianza que usted sienta que le comprenda. Como David el salmista, quien cometió adulterio con Betsabé y mandó a asesinar al esposo de esta, cuando él confesó sus pecados, encontró el perdón de Dios y un gran alivio. Nosotros podemos hacer lo mismo.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, como podre agradecerte lo suficiente por amarme sin importar lo que he hecho y siempre me perdonas cuando, con una pena sincera te confieso mis pecados. Ayúdame a encontrar a una persona de confianza a quien yo le pueda confesar mis pecados y mis debilidades—además de confesarme contigo. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.â€
*Para más ayuda asegúrense de leer el artÃculo “El encontrar y conocer a Dios sin ser religioso†en: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php
1. Rey David en Salmos 32:5.
2. Santiago 5:16 (NVI).
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