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Encuentros Diarios

Diciembre 10, 2013

"En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia."¹

Una amiga compartió conmigo diciendo, "Mi esposo es un buen hombre en muchas formas. El me ha dado todo lo que pudiera querer una mujer: un bello hogar, un buen automóvil, todo para hacer mi vida confortable, además la libertad para hacer lo que quiero."

"Entonces has de estar muy feliz," yo respondí.

"Eso pensaría," ella respondió, "pero no lo estoy. Siento que Bill me ha dado todo menos el mismo. Yo sé que me ama, pero cuando intento compartir mis sentimientos con él, el se encierra o cambia el tema, Entonces ¿Cómo le puedo decir cómo me estoy sintiendo sin hacerle sentir amenazado? En realidad solo quisiera que pudiéramos hablar."

Nosotros los hombres necesitamos reconocer que la cercanía y la intimidad vienen de ser abierto y honesto, no solo con nuestros pensamientos, pero primordialmente con nuestro ser interior; es decir, nuestras emociones/sentimientos, y ser abierto en tener comunicación en este nivel. ¿Entonces como aprendemos a hacer esto?

Primero, necesitamos aprender cómo ponernos en contacto con nuestros sentimientos — nuestro ser interior — y dejar de esconder nuestra persona verdadera detrás de defensas tal como trabajar en exceso, hablar en exceso, ser inteligente en exceso, o aun ser religioso en exceso, o ser un perfeccionista, etc. Para estar cercano, no solo a las personas, pero también a Dios, es imperativo que estemos conectados a nuestro ser interior. Como declara la Palabra de Dios, "Tú amas la verdad en lo íntimo y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría."²

Segundo, necesitamos regresar a la maravilla que sentíamos cuando éramos niños — una de las emociones más ricas de la vida. Para hacer esto, tome el tiempo para oler las rosas. Plante un árbol. Recoja una flor. Lléveselo a un ser querido. Escriba un poema. Escuche música que toque su corazón. Dibuje o pinte un dibujo con la mano que no sea su mano dominante (y no tiene que ser perfecto). Escale una montaña. Suéltese el cabello. Haga algo un poco loco. Salga de su zona de confort. Diviértase. Vaya a ver una película divertida. Ríase. Vaya a ver una película triste. Llore. La tragedia es que si no estamos en contacto con la maravilla, en vez de amar a las personas y usar cosas, somos más probables de amar a las cosas y usar a personas tristemente.

Tercero, tome tiempo para estar con su pareja y sus hijos o amigos cercanos. Abráselos seguido. Dígales que los ama. Tome el tiempo para platicar y aun más tiempo para escucharlos hablar. Anímelos a decirle lo que están sintiendo. Escuche con su corazón. Deles su presencia; es decir, su atención completa. Y por favor, como otro ha dicho, ¡no permita que usted sea maldecido con la aflicción de dar consejo cuando su pareja (o cualquier otra persona) este compartiendo sus sentimientos con usted! El dar consejo cuando no sea solicitado o no lo quieran es lo que el diccionario llama ser "indiscreto." ¡También puede ser de molestia para otras personas!

Cuarto, únase a un buen grupo de terapia, apoyo, o grupo de recuperación de doce pasos donde sea seguro compartir sus batallas y expresar sus sentimientos sin ser criticado o desanimado, o que le den consejos no solicitados. Esta es una manera excelente de aprender del ejemplo de otras personas y poder practicarlo por usted mismo.

Quinto, si se siente encerrado, tal vez necesite buscar consejería. El compartir los sentimientos es algo que se aprende. Si no fue aprendido durante la niñez, necesita ser aprendido ahora. Todos necesitamos de maestros para aprender esto.

Finalmente, ore una oración tal como la siguiente: "Querido Dios, por favor ayúdame a ver y aceptar la verdad interior acerca de — y estar conectado con — mi persona interior. Y por favor ayúdame a aprender como comunicarme abiertamente y honestamente con mis seres queridos y con amigos cercanos, y siempre 'hablar la verdad en amor' para que yo llegue a ser más y mas como Cristo en cada forma. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."

1. Efesios 4:15 (NTV).
2. Salmos 51:6 (RVR1995).

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