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Enero 29, 2014

"Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos."¹

Gregory Robertson, un asesor de seguridad y entrenamiento de paracaídas y un veterano de cientos de brincos con paracaídas, siguió a seis paracaidistas de un avión dos millas arriba de la tierra.

A 1¾ millas los seis intentaron unirse de las manos. Uno de los paracaidistas, Debbie Williams, accidentalmente choco contra uno de los otros paracaidistas y perdió la consciencia. Viendo su situación difícil, Robertson metió sus brazos a sus costados y, usando sus hombros para dirigirse, fue detrás de Debbie. Sumiendo a la baja a 200 millas por hora, el pudo alcanzarla. Maniobrándola en una posición sentada, Robertson arranco su cordón de apertura. ¡Ellos estaban a 2,700 pies! A 2,000 pies el abrió su paracaídas. Diez segundos después el hubiera chocado contra la tierra.

Como Jesús dijo, no hay amor más grande que alguien estar dispuesto a dar o aun arriesgar su vida para salvar la vida de otra persona. Pero el amor de Dios es aun más grande. Como dice la Biblia, "Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.  Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros."²

Oración sugerida: "Querido Dios, porque Tu me amaste tanto que moriste por mí, ayúdame a amarte lo suficiente para vivir para Ti todos los días por el resto de mi vida. Por favor úsame a ser una parte vital de lo que Tú estás haciendo en el mundo hoy para salvar a aquellos que van rumbo a una muerte eterna sin Cristo. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."

1. Juan 15:13.
2. Romanos 5:7-8 (NVI).