| |
Encuentros Diarios
Abril 17, 2014
La AgonÃa de la Cruz, Parte ll
“DifÃcilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavÃa éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.â€3
En el Encuentro Diario de ayer contamos la historia acerca del prisionero quien, en un campamento de prisioneros en Japón, dio su vida para salvar la de sus camaradas.
Seguramente no hay más grande amor que este que demostró este prisionero. Este fue el sacrificio supremo. Sabiendo que él no era culpable, dio su vida para salvar la vida de los otros prisioneros. Aun Jesús dijo, “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.â€4
Pero Jesús si demostró un amor aun más grande. Como escribió el Apóstol Pablo, “DifÃcilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavÃa éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.â€5
¿Entonces porque Jesucristo, el Hijo de Dios, el Gran Creador del universo, pondrÃa a un lado sus vestidos externos de deidad para ser vestido en una prenda de carne humana, y dejarÃa la gloria del Cielo para venir a este mundo como un hombre para morir por la humanidad?
Él lo hizo a causa de su amor increÃble por nosotros, para pagar la pena por y las consecuencias de nuestro pecado, lo cual es muerte espiritual. Muerte espiritual no es que cese la vida. Es la separación eterna de Dios, el autor de todo amor y vida. Jesús murió por nosotros porque rompe el corazón de Dios perdernos para siempre en una eternidad impensable que Dios llama Infierno.
Cuando consideramos el sufrimiento horroroso causado por la crucifixión – la agonÃa por la cual tuvo que pasar Jesús por nosotros – podemos apreciar mucho más la magnitud del amor de Dios para nosotros. (Asegúrese de leer el Encuentro Diario de mañana para una descripción de un medico de la brutalidad de las crucifixiones Romanas.)
Se concluirá…
Oración sugerida: “Querido Dios, de nuevo te doy las gracias por tu amor increÃble que le regalaste al mundo al mandar a tu Hijo, Jesús el Cristo, para morir en la cruz en mi lugar para salvarme de las consecuencias terribles de mi pecado. Y, Señor Jesús, de nuevo te agradezco por dar tu vida para pagar la pena por mis pecados para que yo pueda ser libremente perdonado y recibir Tu regalo de vida eterna. Ayúdame a vivir una vida en gratitud continúa a Ti por todo lo que has hecho por mÃ. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.â€
3. Romanos 5:7-8 (NVI).
4. Juan 15:13 (NVI).
5. Romanos 5:7-8 (NVI).
|
|