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Encuentros Diarios
Octubre 25, 2012
Que se vaya la culpa
“Por lo tanto confiesen sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros para que sean sanados.â€1
Se cuenta la historia acerca de un ministro que fue visitado por tres hombres. Fueron a confesarle que veinte años atrás ellos habÃan cargado su caballo y carreta con rocas y las habÃan escondido para que él no las viera. Ellos se querÃan disculpar porque se habÃan sentido culpables durante todos estos años. A lo cual el ministro replicó, “Ustedes han cargado esas rocas por veinte años. Yo sólo las cargue por un dÃa.â€
Una historia sencilla. Una verdad profunda. Hay tres cosas que podemos hacer con la culpa. La podemos alejar (reprimirla) de la conciencia/ memoria y negarla. La podemos suprimir, esto es, estar conciente de ella, pero no hacer nada al respecto. O podemos confesarnos y resolverlo.
El reprimir o suprimir la culpa puede afectar nuestra salud y nuestras relaciones. Pero el confesar y hacer las cosas bien trae consigo una gran liberación y nos sana.
Como lo dijo David después de confesar su pecado con Betsabé. “Hubo un tiempo en el que no podÃa admitir que era un pecador. Pero el ser deshonesto me hizo miserable y mis dÃas estaban llenos de frustración. Todo el dÃa y toda la noche sentÃa tu mano pesada sobre mÃ. Mi fuerza se evaporaba como el agua en un dÃa soleado hasta que finalmente mis pecados te declaré y deje de esconder mi iniquidad. Me dije a mà mismo, ‘Confesaré mis transgresiones a Dios.’ ¡Y tu perdonaste la maldad de mi pecado! Mi culpa se ha ido.â€2
Se siguiere la siguiente oración: Amado Dios, si hay algo en mi vida que impide mi relación contigo y los demás por favor ayúdame a recordarlo para poder confesarlo y, cuando sea posible ayúdame a corregir los errores que he cometido. Gracias por escucharme y responder a mi oración. De todo corazón, en nombre de Jesús, Amén.
1. Santiago 5:16 (NIV).
2. Salmos 32:5 (NIV).
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