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Mayo 10, 2022

"Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios… y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos."¹

Si bien no sabemos mucho sobre la vida de María Magdalena antes de conocer a Jesús, pero el día que lo conoció cambió su vida para siempre. Ella había sido atormentada por siete demonios cuando Jesús la sanó. Desde el momento en que fue sanada, nunca lo dio por sentado y se convirtió en una de las seguidoras más fieles de Jesús. Mientras que la mayoría de los discípulos de Jesús se escondieron después de su arresto, María Magdalena fue una de las que se paró cerca de la cruz mientras Jesús moría, fue a la tumba para ungir su cuerpo, estuvo entre los primeros en la tumba en la resurrección de Jesús y entregó el mensaje de la resurrección a los discípulos. 

Estar poseído por demonios generalmente traía rechazo, aislamiento y desesperanza a la persona afectada. Por lo tanto, María probablemente había sufrido mucho antes de ser sanada. Pero la compasión de Jesús no se ve obstaculizada por nuestro pasado, Su gracia no depende de nuestra dignidad, y Su perdón no es nada que nos hayamos ganado. Jesús dio a hombres y mujeres por igual la oportunidad de participar en el gran ministerio de difundir Sus Buenas Nuevas, y esto es lo que hizo María.

Al igual que María, Dios nos ha dado la libertad de la esclavitud a través de Jesús. Tenemos la oportunidad de alejarnos de nuestro pasado y transformarnos en discípulos de Jesús. Esta transformación en nuestras vidas debería producir un sentido tan profundo de gratitud en nosotros que servir a Dios fielmente viene como resultado. Dios quiere usarnos, no por nuestras habilidades, sino por su misericordia y gracia. Todo lo que necesita es un corazón que esté disponible y listo.

Oración sugerida: Querido Dios, todos tenemos un pasado y necesitamos tu sanidad. Por favor, escudriña mi corazón y saca a la luz cualquier área que no te haya entregado. Te pido que me liberes de cualquier pecado y me transformes en Tu fiel seguidor. Estoy listo y disponible para ser utilizado por Ti y compartir Tu mensaje con otros. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.

1. Lucas 8:1-3 (NVI).

El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.