Confortara mi alma; Me guiara por sendas de justicia por amor a Su nombre.1 

El Dr. Joseph H. Gilmore dio el siguiente relato de escribir su famoso himno sobre la guía de Dios:    

Cuando era un joven recién graduado..., estaba suministrando, durante un par de domingos, el púlpito de la Primera Iglesia Bautista de Filadelfia. En el servicio de mitad de semana, el 26 de marzo de 1862, me propuse dar a la gente una exposición del Salmo 23, que he dado antes en tres o cuatro ocasiones, pero esta vez no llegué más allá de las palabras "Me guiara". Esas palabras se apoderaron de mí como nunca antes lo habían hecho, y vi en ellas un significado... con lo cual nunca había soñado.  

Era la hora más oscura de la Guerra Civil; mi mente subconsciente puede haberme llevado a darme cuenta de que el liderazgo de Dios es el único hecho significativo en la experiencia humana, que no hace ninguna diferencia cómo somos guiados, o dónde somos guiados, siempre y cuando estemos seguros de que Dios nos está guiando.  

Al final de la reunión, mientras estaba en el salón de mi anfitrión, el diácono Watson, algunos de nosotros seguíamos hablando sobre el pensamiento que había enfatizado; entonces allí, escribí el himno, hablando y escribiendo al mismo tiempo. Luego se lo entregué a mi esposa y no pensé más en ello. Ella lo envió a un periódico publicado en Boston, donde se imprimió por primera vez. No supe hasta 1865 que mi himno había sido musicalizado por William B. Bradbury. Había ido a Rochester a predicar. Entrando en su capilla... tomé un himnario para ver lo que estaban cantando y lo abrí en mi propio himno, "Me Guía El". 

Me guía El, con cuanto amor me guía siempre mi Señor;  

En todo tiempo puedo ver con cuanto amor me guía El.2