Encuentros Diarios
Abril 24, 2025
Quiero escuchar la voz de Dios
Mi
Señor y Dios me ha concedido tener una lengua instruida, para sostener con mi
palabra al fatigado. Todas las mañanas me despierta, y también me despierta el
oÃdo, para que escuche como los discÃpulos. El Señor y Dios me ha abierto los
oÃdos y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.1
La
mayorÃa de nosotros somos mejores para hablar que para escuchar, pero la
comunicación con Dios implica ambas cosas. El Señor quiere que sus hijos
escuchen su voz.
La
Biblia es uno de los principales instrumentos que nuestro Padre celestial
utiliza para hablarnos. Por esta razón, estudiarla es tan importante. Cuando
pasamos tiempo con regularidad en la Palabra de Dios, desarrollamos un espÃritu
de discernimiento.
No
importa cuán fuerte hable Dios, no escucharemos a menos que escuchar sea una
prioridad. Debemos pedir al Señor que nos enseñe a escuchar y luego practicar
una actitud de quietud. Un "receptor" interno sintonizado con el
Padre celestial se desarrolla solo con oración devota, meditación y la práctica
de escuchar. Además, necesitamos un espÃritu de sumisión para obedecer.
El
objetivo de Dios es que tengamos un espÃritu sensible para que podamos
escucharlo tanto en las situaciones ruidosas como en las tranquilas. Escuchar
es una habilidad vital para asegurarnos de que nuestros corazones estén
abiertos a la guÃa divina en cada circunstancia. Pasar tiempo cada dÃa leyendo
y meditando en la Palabra tiene muchas bendiciones, entre ellas el que
reconozcamos con más facilidad la voz de nuestro Padre celestial (Juan 10:27).
Oración
sugerida: Amado Padre celestial, ayúdame a silenciar el ruido de mi alrededor,
de la rutina diaria, de las situaciones desafiantes y permÃteme enfocarme en
Ti, en Tu voz. Quiero aprender a escucharte tan claro que pueda distinguir Tu
voz en medio de todo y en la nada. Gracias Señor porque por medio de Tu Palabra
me enseñas como entrenarme para escuchar Tu voz. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
1.
Isaias
50:4-5 (NVI).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Rosina N.
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