ImagÃnese el
peso sobre los hombros de Josué. Durante décadas, habÃa servido bajo el mando
de Moisés, quien es ampliamente considerado un gran lÃder en la tradición bÃblica. Ahora,
Moisés se habÃa ido, y el manto de guiar a una nación obstinada y errante a una
tierra llena de enemigos desalentadores cayó sobre los hombros de Josué. Fue
una tarea grande, llena de incertidumbre y de la inmensa presión de estar a la
altura de su predecesor. Sin embargo, las palabras
que Dios le dio a Josué en el capÃtulo 1 son un poderoso testimonio de su
comprensión de los desafÃos del nuevo liderazgo.
Dios no minimizó la tarea, sino que reconoció su dificultad. Y
lo que es más importante, ofreció una promesa inquebrantable: "Como estuve
con Moisés, asà estaré contigo". Esto no era una promesa de un viaje
fácil, sino una garantÃa de presencia divina y apoyo firme. Josué no estarÃa
liderando con sus propias fuerzas, sino a través de la fidelidad a Dios. HabÃa
sido testigo de la fidelidad de Dios con Moisés innumerables veces, y ahora
estaba llamado a demostrar lo mismo. Esta certeza le permitió dar un paso
adelante, incluso cuando camino donde no habia claridad.
Al igual que Josué, a menudo enfrentamos momentos de cambio
significativo y mayor responsabilidad. Ya sea en un nuevo rol en el trabajo, un
cambio en la dinámica familiar o un llamado a servir en una nueva capacidad, la
transición puede resultar abrumadora. PodrÃamos cuestionar nuestras
habilidades, temer el fracaso o preguntarnos si realmente podemos llenar los
zapatos de aquellos que vinieron antes que nosotros. Sin embargo, la historia
de Josué nos recuerda que el verdadero liderazgo no se trata de nuestra fuerza
o experiencia inherente, sino de la presencia de Dios y Su poder obrando a
través de nosotros. Por último, antes de que uno pueda liderar, uno debe estar
dispuesto a servir.
Oración sugerida: Padre Celestial, gracias por Tu fidelidad y
por los ejemplos de liderazgo que nos das en las Escrituras. Cuando enfrentemos
nuevas responsabilidades y desafÃos desalentadores, ayúdanos a recordar Tu
promesa de estar con nosotros, tal como lo estuviste con Josué y los israelitas
en ese entonces. Concédenos el valor de dar un paso adelante con fe, confiando
en Tu fuerza en lugar de en la nuestra. EquÃpanos y guÃanos para liderar de
acuerdo a Tu voluntad. En el nombre de Jesús, Amén.