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Encuentros Diarios
Noviembre 25, 2015
Milagro de la era moderna
"Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos."1
Según un artÃculo en The Recorder, "una muchacha de 19 años de nombre Khun Paot, escapó las reglas del Khmer Rouge en Camboya después de un arduo viaje con otros 100 a través de millas de selva, canales, montañas, y rÃos. Entre ellos y la libertad se encontraban los soldados comunistas, los elementos, y una sección de selva cubierta de espinas. La mayor parte de ellos iban descalzos o llevaban sandalias ligeras.
"Una oscuridad como de medianoche obstaculizó al agotado grupo mientras que cruzaban un valle entre dos altas montaña. 'No podÃamos ver absolutamente nada,' Paot dijo más adelante a una misionera, Maxine Stewart. `Incluso no sabÃamos por dónde caminar.' Repentinamente aparecieron delante de ellos cientos de luciérnagas. Su resplandor hizo bastante luz para que la gente pudiera ver el camino. Los refugiados alcanzaron la siguiente montaña gracias a la luz de las luciérnagas, dijo la señora Stewart.
"Después de que Paot fue transferida al campamento para refugiados Kham Put, ella fue invitada a una reunión cristiana. `Yo conozco a ese anciano,' dijo ella apuntando hacia un cuadro en la pared de la capilla. 'Él es el quién nos condujo y nos mostró el camino a Tailandia y a la libertad.' Ella apuntaba a un cuadro de Jesús."2
Desde mi juventud, cada mañana he confiado mi vida y lo que hago a Dios, confiándolo para que me dirija a través de la vida sabiendo que él podrá hacer un trabajo mucho mejor con mi vida del que yo pudiera hacer. Ahora, cuando miro hacia atrás, puedo decir genuinamente en las palabras del escritor del himno, "Jesús me condujo hasta el final."
Dios hará lo mismo por usted, también, si usted genuinamente confÃa y entrega su vida a él diariamente por el resto de su vida.
Se sugiere al siguiente oración: "Querido Dios, gracias porque cuando yo confié y entregué mi vida a ti, tú me enseñarás el camino a tomar y me guiarás con tus ojos. Y eso es lo que lo hago hoy. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén."
1. Salmos 32:8.
2. The Recorder, Septiembre 1979, p. 25. Fuente: www.esermons.com.
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