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Encuentros Diarios
Enero 09, 2020
Paralizados por el placer
“Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado.”1
Hace un cierto tiempo leí la siguiente historia tomada de la revista The Prairie Overcomer.
El hombre que se encontraba en el piso de la cabaña estaba muriendo lentamente de hipotermia. Se encontraba en lo alto de los Rockies en el sudoeste de Alberta, y en el exterior arrasaba una tormenta de nieve. John Elliott había caminado por millas ese día a través de la profunda nieve de la montaña. Mientras que él revisaba si había avalanchas y empezó a oscurecer. El agotamiento lo superó y decidió regresar a la cabaña.
Él finalmente llegó a su cabaña pero de alguna forma un poco aturdido por la fatiga, él no encendió el fuego ni se quitó su ropa mojada. Mientras que la ventisca entraba a través de las grietas en las viejas paredes de la cabaña, el guardabosque se hundió en el olvido, paralizado por el placer de las caricias heladas de la tormenta.
Sin embargo repentinamente, su perro saltó a la acción, y con sus despiadados gemidos, finalmente pudo hacer que su amiga que se encontraba cercano a un estado comatoso pudiera despertarse. El perro era el compañero constante de John, un San Bernardo, uno más en la larga lista de perros famosos por su heroísmo en momentos de crisis.
Relata John Elliot, “Si ese perro no hubiera estado conmigo, yo habría muerto.” “Cuando alguien se está congelando siente calor por todas partes, y no se despierta porque es un sentimiento muy agradable.”2
Qué fácil es para algunos de nosotros, especialmente en el oeste, dormirnos en los placeres de las riquezas de este mundo y por lo qué el dinero puede hacer por nosotros… o para otros que se duermen en los placeres del pecado, que como lo dicen las Escrituras, no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.
Algunas veces Dios envía o por lo menos permite y utiliza los reveses o los problemas que entran en nuestra vida para despertarnos de nuestro sueño a la realidad de la situación en la que estamos—para salvarnos de la bancarrota espiritual y para alguno, es para salvarlos de la muerte eterna.
Siempre que estoy pasando por temporadas difíciles le pregunto a Dios, “¿Qué lección hay es esta experiencia que estas intentando enseñarme? ¿Qué es lo que necesito aprender?” Los exhorto a que hagan lo mismo.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, si estoy dormido en mi complacencia a la realidad de mi condición espiritual, por favor envía a mi vida lo que sea necesario para despertarme a la realidad, ayúdame a ver exactamente lo que necesito hacer, y dame el buen sentido y el valor para actuar de acuerdo a la situación. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.”
1. Hebreos 11:24-25 (NVI).
2. The Prairie Overcomer, publicada por el Instituto The Prairie Bible, Three Hills, Alberta Canada.
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