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Encuentros Diarios
Marzo 02, 2016
Perseguido por perros
El Rey David, el salmista escribió: “Ten compasión de mÃ, oh Dios; ten compasión de mÃ, que en ti confÃo. En la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro.â€1
A.C. Dixon escribió, “Un muy querido amigo mÃo que es un amante de la cacerÃa, me hizo el siguiente relato: Al levantarme muy temprano una mañana pude escuchar el ladrido de los perros en búsqueda de su presa. Mirando a mi alrededor, en un campo abierto frente a mÃ, vi a un cervatillo pasar, dando señales de agotamiento. Al llegar al cerco, lo saltó y se agachó a tan solo unos metros de distancia de donde yo me encontraba. Momentos después, dos de los perros se acercaron y el cervatillo corrió hacia mà y puso su cabeza entre mis piernas. Lo levante en brazos y lo puse junto a mi pecho y dando vueltas y más vueltas, luche contra los perros. Entonces fue cuando sentà que ni todos los perros de cacerÃa del Oeste podrÃan o deberÃan de capturar al cervatillo después de que en su debilidad habÃa apelado a mi fuerza.â€
“Asà es cuando un ser humano en su desesperación apela a Dios todopoderoso. Bien recuerdo cuando los perros del pecado estaban tras mi alma, hasta que, al final, corrà a los brazos de Dios todopoderoso.â€2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido
Dios, gracias porque cuando siento temor de caer y ser consumido por la tentación y pido de tu ayuda, tu siempre vienes al rescate y me salvas. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te
Agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.â€
1. Salmos 57:1 (NVI).
2. A. C. Dixon como lo dijo en E.M. Bounds, The Necessity of Prayer. Fuente de información: Today’s Wit & Wisdom Devotional, http://net153.com. (En inglés)
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