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Encuentros Diarios
Mayo 28, 2015
El DÃa que Cambio al Mundo
“Y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.â€1
Recuerdo haber leÃdo sobre el padre que se perdió en la nieve durante una tormenta con sus dos hijas. Cuando cayó la noche él cobijó a sus hijas con su chamarra y se recostó encima de ellas para protegerlas del frÃo. Al dÃa siguiente los rescatistas los encontraron. Las niñas estaban vivas y a salvo, pero el padre habÃa muerto congelado. Él dio su vida para salvar la vida de sus seres amados.
Esto es lo que Jesús hizo por nosotros. Él dio su vida en la cruz de los romanos hace unos 2000 años para pagar por las consecuencias de nuestros pecados—la muerte; esto es, la muerte espiritual y eterna la cual no es el cesar de la vida, pero es la separación eterna de Dios, el autor y creador del amor y la vida. Pero cuando Jesús resucitó de la tumba él venció para siempre el poder de la muerte y el pecado. Al hacerlo, nos garantizó la resurrección y la vida eterna a todos los que lo aceptemos como nuestro Señor y Salvador.
Rivi Zacharias expresa la muerte y la resurrección de Cristo en forma sencilla pero muy profunda en sus siguientes palabras: los discÃpulos eran los que estaban marcados para morir. Los que sobrevivieron a Jesús eran los que estaban muertos. Y él, Jesús, el que habÃa muerto, era el que estaba realmente vivo.â€
Y porque Jesús vive—el dÃa que se levantó de la tumba fue el dÃa que cambió al mundo para siempre. Y el dÃa que nosotros le entreguemos nuestras vidas y recibamos su perdón ese será el dÃa que cambiará nuestras vidas—para toda la eternidad. ¡Para siempre!
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, como te puedo agradecer lo suficiente por tu gran sacrificio al entregar a tu hijo Jesús, para que muriese en la cruz en mi lugar y pagar el precio por todos mis pecados. Y Jesús, tú que moriste por mi ayúdame a amarte como debe de ser y a vivir el resto de mis dÃas para ti. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén.â€
1. Apocalipsis 1:18 (NVI).
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